
A principios de la década de los sesenta del siglo pasado, anidaba en el ánimo de la Junta de Gobierno de nuestra Real Cofradía, la preocupación por el mal estado en que se encontraba el Niño Jesús de la Virgen de la Cabeza. Varias grietas recorrían el cuerpo del Niño, la encarnadura presentaba manchas, y en algunos lugares incluso había desaparecido. En su mano derecha faltaba un dedo y para completar la situación le faltaba el ojo derecho.
Puestos al habla con varios restauradores, al final se opto por el Maestro Escultor Rafael Díaz, que tenia su estudio de escultura en la ciudad de Córdoba. Trasladado el Niño a Córdoba, fue completamente restaurado, regresando a los pocos meses a Rute en un perfecto estado de conservación.
Este no fue el único trabajo que Rafael Díaz hizo en Rute, pues varias décadas antes, había restaurado la imagen de Nuestra Señora de la Soledad, que recorre las calles ruteñas cada Viernes Santo.
By.- Z,J
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