
A la hora de escribir esta crónica del traslado de la Virgen de la Cabeza a la Parroquia de Santa Catalina, busco un titulo para ella, y he pensado en titularla Apoteósica, Impresionante, Espectacular….pero me doy cuenta de que ninguna de estas palabras puede describir, lo que solo hace pocas horas hemos vivido. Todo un pueblo volcado con su Virgen, un paso por las calles difícil de describir, una calle Fresno con aires romeros, la calle Padre Manjón, engalanada y en donde se ha producido una autentica lluvia de pétalos, las calles Saladillo y San Bartolomé, alegres y vestidas de fiesta para recibir a su Reina Celestial, una eufórica calle Cervantes, la calle Barroso, con una cruz y una colgadura en su esquina, y la Calle Virgen de la Sangre y Granada a rebosar de gente.
Y como expresar el recibimiento de la Cofradía de la Vera-Cruz a la llegada a su Ermita, con su Titular en su trono en el dintel de la puerta, la lluvia de pétalos, y la Virgen de la Cabeza como queriendo entrar a besar a su igual, la Virgen de la Sangre. Gracias hermanos de la Vera-Cruz. Y como contar la subida de la Calle Granada cantando el Himno Grande, y su entrada en la Parroquia, a pulso de sus Hermanos de Varal. El canto de la Salve en el interior del templo puso final a una noche inolvidable. No hay palabras para contar lo vivido, solo decir...
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