
Eran poco más de las doce del
mediodía del Domingo de Ramos de 2012, cuando por la esquina de la calle del Señor, premonitorio nombre, aparecía la hermosa imagen del Divino Redentor sobre un humilde pollino.
Minutos mas tarde, estaba frente a frente con su Madre, la Virgen de la Cabeza, imagen gloriosa, y a la vez dolorosa, pues comenzó a serlo en el mismo momento de la Anunciación, en el que supo que su cometido era el de ser la Madre del Hijo de Dios, que iba a entregar su vida por la Redención de la humanidad.
Nueva imagen del Señor en su entrada en Jerusalén, de rostro sereno, con un halo de melancolía, la de Dios hecho hombre, que sabia que iba a sufrir el más cruel de los martirios, que iba a entregar su vida, la vida del inocente, a manos de una turba sin piedad, y de un tirano invasor. Jesús, Rey de Reyes

y Señor de Señores, que entra en la Ciudad, no a lomos de un hermoso corcel, sino sobre un humilde pollino, el más sencillo de los animales, pero de noble corazón. En esos momentos, la Plaza de la Virgen de la Cabeza, se convirtió en la Jerusalén ruteña, y el enorme corazón de Madre de la Virgen Morenita, abrazo y beso a su Hijo, que se encaminaba a su Gólgota, a su trono de dos maderos en forma de cruz.
Desde la Redacción de
Al Sonar de una Campanilla, damos la Enhorabuena a la Cofradía de la Borriquita, al cumplirse el cincuentenario de su fundación, y por el estreno de esta bellísima talla de Nuestro Señor en su Entrada Triunfal en Jerusalén.
By.- Z,J
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