No sabemos si la noche que nació Jesús hacia frió o calor, tampoco si el establo era pequeño o grande, tampoco si había mula y buey, o gallinas u otros animales; pero eso importa poco, son meras anécdotas, lo importante es que estaban la Virgen, San José y el Niño; como anoche en el Altar Mayor de San Francisco, de forma magistral, se recordaba aquel momento ocurrido hace mas de dos mil años, en el que la profecía se cumplía, en el que el Verbo se hizo carne.
Como viene siendo habitual en los últimos años, la REINA Y SEÑORA CORONADA DE RUTE, nos ofrecía con su sencillez habitual, al fruto de sus entrañas, al Cordero Divino nacido para redimir al mundo.
En un templo lleno a rebosar, los sones del Coro de Romeros de la Virgen de la Cabeza, inundaron la hermosa noche de villancicos y piropos a la Morenita, de plegarias a la Virgen de la Cabeza, dueña indiscutible de los corazones ruteños. La más hermosa noche no podía, era imposible que fuera de otra manera, tener otra protagonista en Rute que no fuera la Morenita, ni otro lugar que no fuera el Llano, el trocito de Belén de Efrata, la más humilde de las aldeas de Judea, en el barrio más humilde de Rute.
El Niño Jesús ya esta entre nosotros, desde los brazos de su Madre Morenita, no cesara de bendecirnos, ahora es nuestra libertad seguir o no su mensaje.
By.- Z,J

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