De esa manera, podemos definir lo vivido ayer en Rute, una explosión de alegría, un torrente de devoción hacia la Reina de Rute. Antes, el sábado, miles de personas se acercaron ante el altar de la Virgen en la Ofrenda de Flores, el acto, después de las procesiones de la Virgen de la Cabeza, más multitudinario de los que se celebran en Rute a lo largo del año.
El día comenzó con la Solemne Función Religiosa, el Templo, lleno a rebosar, vivió un momento de profundidad religiosa, previo a la fiesta, pero que es parte de ella, pues es una verdadera fiesta tener a Cristo Sacramentado bajo las especies del pan y el vino presente en la Eucaristía en el Día de nuestra Virgen, comenzar su día recibiendo la comunión, orando todos juntos. Una vez finalizada la Santa Misa, llego el momento mas esperado, mas emocionante, difícil de describir, es un momento que hay que vivir, la bajada de la Virgen del Altar, la Virgen baja para estar con nosotros, para ser de sus hijos, para que la mezan, la bailen, la piropeen, en ese momento ya es nuestra, y Ella se deja cuidar, mimar, por su hijos. Miles de pétalos de flores la recibieron en su salida, cohetes al aire anunciaban que la Reina ya estaba en las calles de su Rute, sobre las que Ella ejerce un reinado de amor. Calles engalanadas con colgaduras, pancartas, banderitas, macetas en los balcones….Rute no se podía poner más bonito, su barrio estaba loco de alegría, las sevillanas y las plegarias ensalzaban a la Madre de Dios. Una gran petalada a la entrada de los Cortijuelos anunciaba que la Virgen llegaba a su calle mas legendaria, aquella en donde unos caleros y yeseros decidieron fundar una Cofradía hace casi quinientos años, aquella que como rezaban unas pancartas siempre estará con la Virgen de la Cabeza. Los minutos se hicieron segundos en esa bendita calle, el Himno Grande, la Morenita y el Morenita te quiero, fueron los sones que acompañaron a los vítores, los cantos, los piropos de las miles de personas allí congregadas, un momento difícil, por no decir imposible de describir, hay que vivirlo.
Eran las cuatro de la tarde, cuando la Virgen volvía a su templo, que pronto se pasa lo hermoso, lo bello, pero bueno, nos queda el consuelo de que ya falta un día menos par volver a vivirlo el año que viene.
Eran las nueve en punto de la noche, cuando de nuevo la Virgen de la Cabeza volvía a aparecer por el dintel de la puerta de la Parroquia de San Francisco de Asís. Vestida de blanco, ya sin su manto rojo y la saya color crema que había estrenado por la mañana, regalo de su Grupo Joven, y que ha sido bordada de forma magistral en Córdoba. Doce cofradías la acompañaban, todas las de Rute y sus aldeas, la corporación municipal, Asociación Cultural Morenita Reina de Rute, mujeres de mantilla, reina y damas de honor, ciriales. Pudimos disfrutar de la extraordinaria actuación de la Banda de cornetas y tambores de Nuestra Señora del Rosario de Arríate, fue una gozada escuchar sus marchas, su buen hacer musical. En el parque, como es costumbre, la Asociación Cultural Morenita Reina de Rute regalo a su Reina una colección de fuegos piro musicales, GRACIAS sonaba de fondo a los fuegos. La subida del Cerro puso los bellos de punta a los presentes, y como no, a su entrada en el Templo, a los sones de la Morenita, se volvió a repetir el ritual, que no por muchas veces a lo largo de los años repetido, no deja de emocionar a su devotos. Un día que ha pasado como un suspiro, como una bocanada de viento fresco, como una muestra del amor que Rute siente por su Virgen de la Cabeza.
By.- Z,J
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