El pasado sábado día 2 la Real cofradía de Nuestra Señora de la Cabeza celebraba en la parroquia de San Francisco de Asís la solemnidad de Santa María Reina de los Ángeles, fiesta tradicional de la orden franciscana.
También es conocida esta celebración con el nombre de la Porciúncula, pequeña Ermita actualmente enclavada en el interior de la Basílica de Santa María de los Ángeles en Asís (Italia), esta pequeña Capilla guarda una vinculación muy directa con San Francisco y el nacimiento de su orden.
En la homilía de la celebración del pasado día 2, el párroco y consiliario de la Real cofradía exponía las similitudes de la historia de la antigua Ermita de la Porciúncula, con la llegada a Rute de la orden franciscana a la antigua Ermita de Ntra. Sra. de la Cabeza. Así como del amor que San Francisco de Asís profesaba a la Santísima Virgen. "Francisco rodeaba de un amor indecible a la Madre de Jesús, por haber hecho hermano nuestro al Señor de la majestad. Le tributaba peculiares alabanzas, le multiplicaba oraciones, le ofrecía afectos, tantos y tales como no puede expresar lengua humana. Pero lo que más alegra es saber que la hizo abogada de la Orden, y puso bajo sus alas, para que los nutriera y protegiese hasta el final, a los hijos que estaba a punto de abandonar" (Fr. Tomás de Celano, Vida segunda, 198)
Historia.-
Entre 1210 y 1211, no pudiendo permanecer más tiempo en Rivotorto, por falta de espacio y de una capilla donde rezar, San Francisco y sus once primeros compañeros consiguieron del abad del monasterio de San Benito del monte Subasio, Don Teobaldo, la pequeña iglesia de Santa María de la Porciúncula, que estaba en ruinas. Los monjes nada pidieron, pero Francisco se comprometió a pagarles con un cestillo de pescado cada año, para dejar bien claro a quién pertenecía el lugar.
Con la iglesia recibieron también el terreno circundante y allí, junto a ella, construyeron una casita pobre y pequeña, de barro y madera, la misma donde morirá el Santo el 4 de octubre de 1226, transformada luego en Capilla del Tránsito.
Por varios testimonios sabemos que la casita estaba dividida en celdas con tabiques de mimbre y barro. Cerca de ella y de la iglesia había un pozo. El bosque adyacente estaba donde, mucho después, se edificó el convento actual. Tal vez fue allí donde montaban los cobertizos de esteras que dieron nombre a los primeros capítulos generales de la Orden. Un simple seto delimitaba el recinto. En la parte trasera, junto al camino, plantaron un huerto, en el lugar que ahora ocupa el famoso Roseto o rosaleda. Junto a él hicieron una celda o choza de ramaje para Francisco. Más tarde fue transformada en capilla, que hoy se conoce como Capilla de las Rosas o Gruta de San Francisco. Por último, en 1221 se edificó la polémica casa del Comune, cuyos cimientos son ahora visibles en la cripta, debajo del altar mayor de la actual basílica.
Narra una antigua leyenda que la iglesia fue fundada en el año 352, con permiso del papa Liberio, por cuatro ermitaños de Palestina que la dedicaron a Santa María de Josafat, y consagraron el altar en honor de la Virgen de la Asunción. La misma tradición añade que los benedictinos la hicieron más grande en el siglo VI, dándole el nombre de Santa María de los Ángeles.
El lugar de la Porciúncula aparece documentado por primera vez en el año 1045, y la iglesia hacia el 1150. Su estado era de total abandono. Fray Tomás de Celano creía que Francisco la reparó antes de tener compañeros, pero se equivoca, porque la Leyenda de Perusa, después de explicar que la iglesia era muy pobre, que estaba semi-caída de puro vieja, y que la gente de la comarca le había tenido gran devoción; también añade que "cuando los hermanos empezaron a restaurarla" y su fama empezó a difundirse por la región, empezaron de nuevo a frecuentarla y a llamarla por su viejo nombre, diciendo: "Vamos a Santa María de los Ángeles". De hecho, la iglesia no se dedicó de nuevo al culto hasta el 2 de agosto de 1215.
By.- A,A Fuente.- Fratefranchesco
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