miércoles, 10 de febrero de 2016

Cuaresma 2016.

“Este es el día del Señor; este es el tiempo de la misericordia”. Estas son las palabras con la que comienza uno de los himnos que la Iglesia propone todos los años para el tiempo de Cuaresma; ese tiempo especial de gracia en el que, como preparación para la Pascua, se nos invita a mirar hacia dentro de nosotros mismos para descubrir aquellos aspectos de nuestra vida en los que hemos de cambiar para vivir verdaderamente como discípulos de Jesucristo.

Y si todos los años la Cuaresma es tiempo de gracia, la de este año lo es de un modo especial, ya que dentro del año santo de la Misericordia que estamos celebrando, “ha de ser vivida –en palabras del Papa Francisco con mayor intensidad, como momento fuerte para celebrar y experimentar la misericordia de Dios.”

Y es que Dios siempre va a estar esperándonos para ofrecernos su misericordia en el sacramento de la Reconciliación, el sacramento que, como dice el Santo Padre, “nos permite experimentar en carne propia la grandeza de la misericordia” Este tiempo santo de la Cuaresma que vamos a iniciar con el gesto penitencial de la ceniza, ha de ser un momento especial para renovar nuestra vida y experimentar en nuestro corazón la realidad de un Dios misericordioso, que por amor a nosotros ha enviado a su Divino Hijo al mundo para reconciliarnos consigo por medio de su muerte y resurrección. ¡Con cuánto amor y agradecimiento hemos de mirar durante este tiempo la sagrada imagen del Señor Crucificado!

¡Qué buena ocasión va a ser este tiempo para poner por práctica las obras de Misericordia! Porque si Dios es misericordioso con nosotros, también nosotros tenemos que ser misericordiosos con todas las personas con la que convivimos día a día. Como dice el lema de este Año Santo, debemos ser “misericordiosos como el Padre”. Debemos perdonar siempre, estar siempre al servicio de los demás, compartiendo con ellos no sólo nuestros bienes materiales, sino también nuestro tiempo y nuestro amor. Y sobre todo: confiemos más en el Señor, recemos más y leamos más la Palabra de Dios.

¿Cómo hacerlo? Pues un medio muy a nuestro alcance va a ser el acercarnos a la parroquia y participar de las distintas actividades que desde ella se programen para preparar la Pascua.

“¡Este es el tiempo oportuno para cambiar de vida! Este es el tiempo para dejarse tocar el corazón.” Dejémonos tocar por Dios, y confiemos esta aventura a María Santísima, a quien encontramos al pie de la Cruz.
By.- Equipo de redacción.

No hay comentarios:

Publicar un comentario