jueves, 14 de noviembre de 2019

D. Gregorio Molina (In memoriam).

La tarde-noche del pasado domingo 10 de noviembre, a todos nos sorprendía la noticia de la muerte de D. Gregorio Molina Molina, “D. Gregorio”, como le conocíamos todos, sacerdote natural de Rute y que durante muchos años ha ejercido su ministerio sacerdotal en su villa natal.

Persona sencilla y afable, podemos decir que Rute pierde a alguien que formaba parte de su paisaje. Sus paseos desde su casa hasta el Llano, para celebrar la Misa diaria a las Hermanas Mercedarias; sus tertulias con los mayores por el Fresno y por el Parque; su tono de voz que derrochaba bondad por todas partes...Ya desde que en mayo dejó el pueblo para trasladarse a la residencia sacerdotal de Córdoba, donde ha sido exquisitamente tratado, parecía que a todos se nos había “arrebatado” algo que nos pertenecía. No porque fuéramos sus dueños, sino porque a todos D. Gregorio nos llevaba en el corazón.

Es el momento de dar gracias a Dios por haber podido conocer a D. Gregorio y haberlo tenido presente en nuestras vidas. No es momento de llorar porque nos haya dejado, pues los devotos de María Santísima sabemos que la muerte no la tiene la última palabra, pues su Divino Hijo nos ha alcanzado, por su pasión, muerte y resurrección, la salvación eterna. Es el momento de agradecer a Dios que durante años hayamos podido disfrutar de su labor sacerdotal. De cómo el Señor se ha servido de él para hacernos llegar su gracia mediante el sacramento de la Penitencia, de cómo se ha hecho presente entre nosotros en el Santísimo Sacramento de la Eucaristía por medio de su ministerio; de cómo la caricia de Dios para con los enfermos llegaba por medio de su mano al administrarles la santa unción, de cómo muchos ruteños han comenzado el camino de su vida cristiana al ser bautizados peor él o bien el camino de su vida en común al ser él  asistía y bendecía su matrimonio.

Rute le dijo «adiós» el pasado martes 12 de noviembre. La iglesia parroquial de Santa Catalina Mártir estaba llena de personas que se reunieron para encomendarle al Señor en la Eucaristía presidida por Mons. Demetrio Fernández, obispo de Córdoba, al que, junto con los párrocos de Rute, D. Carmelo y D. José Gregorio, acompañaron el Vicario General de la diócesis de Córdoba, el Vicario de la Campiña, el Rector del Seminario, y otros sacerdotes, entre los que cabía señalar la presencia de aquellos que habían ejercido su ministerio pastoral en Rute y de los cuales el pueblo guarda un grato recuerdo.

Seguro que D. Gregorio ha escuchado, de boca del mismo Señor, esas palabras del Evangelio que tantas veces proclamó en la celebración litúrgica: «siervo bueno y fiel; [...] entra en el gozo de tu Señor» (Mt 25, 21); y goza ya de la dicha de la vida eterna en la presencia de Dios, de María Santísima, del Santo Ángel Custodio y de tantas y tantas almas buenas que han sido fieles a Cristo en este mundo. Es el momento, pues, de sentir que ahora, con D. Gregorio en el cielo, tenemos un intercesor más. La muerte nos ha arrebatado su presencia física y mortal; pero por el misterio de la comunión de los santos, creemos que sigue con nosotros, en una dimensión distinta, pero no por ello menos real.

Que el Señor le abra las puertas del paraíso, para que terminado el duro combate de su vida mortal, D. Gregorio entre como vencedor por las puertas de los justos y en sus tiendas entone cantos de victoria por toda la eternidad.

Descanse en paz.
By.-R,C

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