Tras culminar las Fiestas de Pascua con la celebración de la Solemnidad de Pentecostés (que éste año ha coincidido con la fecha del 31 de Mayo, en que hemos tenido la veneración especial a María Santísima de la Cabeza Coronada –en sustitución de su tradicional “Besamanos”, por las circunstancias sanitarias que estamos viviendo-); el calendario litúrgico nos aproxima a una de las celebraciones arraigadas y profundas en el sentir del pueblo cristiano, cual es la del “Corpus Christi” (o solemnidad del “Santísimo Cuerpo y Sangre de Nuestro Señor Jesucristo”).
En efecto, dos semanas después de celebrar la “Venida del Espíritu Santo” en Pentecostés, la Iglesia nos invita a participar de una fiesta exclusiva y destinada para honrar el Misterio de Cristo presente en la Sagrada Eucaristía. Es una celebración de la que hace unos años, concretamente en 2014, conmemorábamos el 750º aniversario de su institución oficial como fiesta en toda la Iglesia. Su origen, se remonta a una religiosa benedictina belga, Santa Juliana de Monte Cornillon; la cual, repetidas veces veía en las noches a la luna con una sombra negra. Una y otra vez, contemplaba asombrada el fenómeno, hasta que fue iluminada por el mismo Cristo que le indicó que esa mancha sobre el astro nocturno; reflejaba la sombra que había en la Iglesia por no celebrar una fiesta particular y propia en honor del Santísimo Sacramento, diferente a la celebración de la institución de tal misterio cada Jueves Santo y que, por la inminencia del Viernes Santo, día de dolor y recogimiento, impedía prolongar más si cabe, todo el matiz eucarístico propio del primer día del Santo Triduo Pascual.
Al celo de ésta Santa, se debe la celebración por vez primera de ésta fiesta, en el año 1246 en la Diócesis de Lieja (Bélgica). Tras un admirable prodigio eucarístico en 1263 en Bolsena (Italia), en el que al fraccionar el sacerdote la Sagrada Hostia, ésta comenzó a derramar sangre en manera copiosa; en 1264, el Papa Urbano IV (que fue testigo del milagro eucarístico de Bolsena), instituye oficialmente la Fiesta del “Corpus Christi”, encargando al célebre teólogo dominico Santo Tomás de Aquino la composición del oficio propio con sus himnos y estrofas y formulario para la Misa.
En el año 1316, el Papa Juan XXII, amplia su celebración, instituyendo la “Octava del Santísimo Sacramento”; y será el Papa Nicolás V, quien la enriquezca con una procesión por las calles en el año 1447 (ya que anteriormente sólo se hacía por el interior de las Iglesias).
La Procesión del “Corpus Christi”, es una de las que poseen la categoría de “procesión litúrgica”, o lo que es lo mismo, de procesión oficial de la Santa Iglesia (las otras “procesiones” establecida por la Liturgia, son las de la “Candelaria” el 2 de Febrero, la de “Palmas” el Domingo de Ramos, la que conduce al Santísimo al Monumento el Jueves Santo, y la del Cirio con el fuego bendecido, la noche de la Vigilia Pascual).
Coincidentemente, en nuestra Parroquia de San Francisco de Asís, y desde el año 2016 con la celebración de la “Presentación del Señor” o “Candelaria”, todas ellas se celebran y tienen cabida en nuestro calendario litúrgico propio.
Felizmente recuperada en 2014 -tras varias décadas sin efectuarla-, la feligresía de San Francisco de ésta Villa de Rute; tiene en su “Octava del Corpus”, una de sus fechas más señaladas e importantes, precedida del Octavario preparatorio en que cada día; Jesús Sacramentado procesiona por las naves del Templo Parroquial, haciendo estación consecutivamente en cada jornada, en cada uno de los altares de dicha Iglesia; mientras que el último día, o “Domingo de la Octava”, lo hace por las calles de la demarcación parroquial, engalanadas como la ocasión merece.
Así mismo y desde que la Antigua y Real Cofradía de María Santísima de la Cabeza Coronada, recibió el título de “Venerable Hermandad del Santísimo Sacramento” o “Hermandad Sacramental”; cada último Sábado, la Sabatina mensual se ha enriquecido con la Procesión claustral con el Santísimo Sacramento.
Dadas las circunstancias reinantes en relación con la pandemia que estamos sufriendo en este año 2020; no podrá celebrarse la procesión externa por las calles de la Parroquia, más ello, no será obstáculo para que deje de celebrarse en el interior de nuestra Iglesia, concretamente el domingo 14 de Junio.
Al discurso eucarístico que Nuestro Señor Jesucristo pronunció en la Sinagoga de Cafarnaúm (recogido en el capítulo VI del Evangelio de San Juan), y en el que oímos al Señor que dice a los suyos: “El que me come, vivirá por Mí”; y que luego ratifica con la institución de la Eucaristía en el Cenáculo, la noche del Jueves Santo; hace que la Iglesia llame a éste Misterio el “Santísimo Sacramento”. El Concilio Vaticano II de tal modo expresa la unión irrevocable que hay entre tal Sacramento o Misterio y la misma Iglesia, que llega a decir “La Iglesia hace la Eucaristía y la Eucaristía hace la Iglesia”.
De la Sagrada Eucaristía podemos hablar largo y tendido, y siempre nos quedaría más que hablar de la misma. En los días del Octavario y en la misma Fiesta de la “Octava del Corpus”, tendremos la posibilidad de recibir una acertada catequesis eucarística. Concluyamos estas líneas, recordando lo que un Santo español, llamado el “Obispo del Sagrario abandonado”, San Manuel González (+1940), decía de las “presencias” que hemos de vivir en relación con el Santísimo Sacramento:
- Presencia de COMPAÑÍA: Visitarle, adorarle y amarle en el Sagrario.
- Presencia de COMPASIÓN: Tener los mismos sentimientos de Cristo.
- Presencia de IMITACIÓN: Imitar en todo a Cristo.
- Presencia de CONFIANZA: Saber y contar con que Jesucristo todo lo puede.
By.-A,A Fuente.- D.Carmelo M. Santana.
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