
La Cofradía de Guadix, atendiendo las súplicas de un vecino de Huelma, trajo a la fiesta de abril, un pobrecito niño, ciego de nacimiento.
Cuando la Santísima Virgen de la Cabeza llegó a su demarcación, lo pusieron en las andas, y el niño con voz imploradora, pidió a su Madre que sus ojos vieran.
Nuestra Señora escuchó la súplica infantil, y los ojos del precioso niño vieron una imagen resplandeciente, aclamada con delirio por los que presenciaron el milagro.
Entre los que declararon en el expediente que formó la autoridad eclesiástica, se encontraba don Juan de Anguita, Notario Mayor, y don Fernando de la Torre, Vicario de Andujar.
By.-Z,J Extraido del libro Historia Documentada de Nuestra Señora de la Cabeza. José Maria Masiá y Llompart.
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