Desde ese año, varios ruteños se han ido acercando hasta el santuario de Monlora, situado a cinco kilómetros de la localidad de Luna, donde se custodia la venerada imagen de la Santísima Virgen, a la que profesan gran devoción los pueblos de las Cinco Villas y en algunas localidades navarras. El año pasado, sin ir más lejos, una representante de la Real Cofradía se hizo presente en las fiestas en su honor.
Los actos darán comienzo la noche del día 6 de septiembre con la presentación de las damas de honor infantiles y juveniles. Es tradición en Luna que las damas sean las “quintas” de ese año, es decir, las jóvenes que cumplen 18 años a lo largo de esos doce meses. Asimismo, las damas juveniles son las niñas que cumplen 9 años en ese mismo periodo de tiempo.

El 7 de septiembre, darán comienzo los diversos festejos populares con la concentración de peñas y vecinos en la plaza mayor, donde se pronunciará el pregón de fiestas que este año correrá a cargo de D. Alejando San Pío, quien ha sido el maestro de varias generaciones de luneros, y a quien, a sus más de 80 años, se profesa gran cariño y aprecio en el pueblo. Seguidamente se procederá al chupinazo, volteo de campanas y pasacalles por las calles de la villa, con el que quedarán inauguradas las fiestas patronales del año 2008.
Sin embargo, las fiestas comenzarán propiamente a las ocho de la tarde, cuando la imagen peregrina de la Virgen de Monlora entre señorial y majestuosamente a hombros de los jóvenes en las calles del pueblo, tras haber recorrido procesionalmente y en romería los cinco kilómetros que separan el santuario de la población. Anteriormente, a los quintos y quintas se les habrá impuesto la medalla de la Hermandad en el santuario, a los pies de la imagen original de la Virgen, que por diversos motivos, nunca sale del camarín ni del santuario. A la entrada del pueblo, la imagen es recibida por autoridades, banda municipal, y la multitud de los vecinos del pueblo que esperan ansiosos la llegada de su patrona.
Tras ser acompañada hasta la plaza mayor del pueblo, se le tributará la ofrenda de flores, mayormente por parte de los niños, mientras que los devotos le van cantando jotas y recitando versos. Finalizado el acto, la imagen es entronizada en el altar mayor de la parroquia, donde permanecerá durante todas las fiestas siendo acompañada en todo momento por la presencia de los luneros. En ese momento, muchos luneros envían diversos mensajes de teléfono móvil a sus familiares y amigos más queridos que no se hallan en el pueblo, en los que indican: “la Virgen está en el pueblo. Han comenzado las fiestas. Viva la Virgen de Monlora”.
El día 8, por la mañana, tendrá lugar la Misa Solemne en su honor, tras la cual el ayuntamiento obsequia a los vecinos con un vino español en la plaza. Ya por la tarde, tiene lugar la procesión por las calles de la villa. Procesión que no es extensa en tiempo ni en recorrido, pero que impresiona por el acompañamiento que le tributa el pueblo.
Durante el resto de días tendrán lugar diversos actos de toda índole. Los más concurridos son siempre los encierros de reses bravas por las calles de la localidad y las becerradas en la plaza de toros, pues la afición taurina es espectacular, y el derroche de valor de los luneros es digno de mención, pues torean a las vaquillas, prácticamente, a cuerpo limpio, con cestos de mimbre, y tableros, mostrando el arte tradicional del toreo popular. Hay que señalar que en ningún momento se da muerte a ninguna res en el pueblo. Estos encierros y becerradas tendrán lugar los días 9, 10, 12 y 13 de septiembre. Durante esos días, el ayuntamiento. Esos mismos días, el ayuntamiento invita a almorzar (el almuerzo en Aragón es la comida que se realiza entre las 9 y las 11 de la mañ

Otro acto importante es el llamado “rancho popular”, un guiso tradicional aragonés, que se ofrece gratuitamente a todo quien lo desea en la plaza mayor el día 11, en el que se come en hermandad y se comparte mesa y mantel en diversas cuadrillas, en el que se guisan alrededor de 1200 kg. de comida, consistente en carne y patatas básicamente, con pimientos, cebolla, chorizo, ajo, etc…
Y no falta tampoco el baile popular de la jota, como tampoco las verbenas en la plaza y los bailes para la juventud, así como lo más importante, que es el espíritu de fraternidad con el que se viven las fiestas.
El 14 de septiembre, con la Misa en honor del santo Cristo de Zareco, imagen de Cristo crucificado a quien se le profesa gran devoción, se finalizan las fiestas, siendo el broche emotivo la despedida de la Virgen, que es acompañada procesionalmente hasta la salida del pueblo, donde al grito de “Viva la Virgen de Monlora”, es despedida por todos los vecinos por una gran ovación, y llevada por los miembros de la junta rectora, quintos y devotos que lo desean hasta el santuario, donde es entronizada en la residencia de las religiosas que custodian el santuario.
Sin embargo, el verdadero motor de la fiesta, y su sentido ha sido siempre, es y será, como bien ha indicado la comisión de festejos, la devoción a la Virgen de Monlora.
By.- R.C