De bastante tiempo atrás, en diversos círculos que hemos mantenido miembros de diferentes blogs así como estudiosos de la Morenita. Durante la extensa y amplia tertulia, uno de los temas que salía a relucir era la más que
posible relación de la Virgen del cerro de la Cabeza, con la orden templaría y a su vez con el primitivo fortín del Jándula.Leyendo uno de los muchos e interesantes escritos históricos publicados hace más de una década me encuentro con este de especial relevancia al dar un poco de luz sobre esa relación primitiva, que aunaba los destinos de una imagen y de un lugar con una antigua orden religiosa y guerrera y su castillo. De dicha lectura extraemos estos interesantes párrafos.
En el Alto Guadalquivir el culto mariano se constata desde época tardorromana, incluso en el ámbito rural, como lo demuestra la existencia de una “capilla de Santa María”
(cella Sanctae Mariae) en una finca denominada Valles, en territorio de
Obulco (Porcuna), según una inscripción del siglo VI. En el siglo VII proliferaron en Sierra Morena comunidades cristianas en torno a iglesias rurales, como las de
Espiel, Alcaracejos, Villanueva o
Bailén, integradas por familias de economía agrícola-pastoril. Éstas y otras comunidades montaraces mantuvieron su religiosidad bajo dominio islámico, ya que los cristianos mozárabes andaluces fueron numerosos hasta comienzos del siglo XII.
También en la sierra de
Andújar se localiza la existencia de una comunidad mozárabe, a juzgar por las numerosas tumbas rupestres antropomorfas que se extienden entre la Loma de las Sepulturas, Viñas de Peñallana, Aldehuela y Santa Amalia, algunas de las cuales llevan grabadas cruces. La comunidad que labró estas tumbas eran gentes de economía pastoril. Su aldea debe ser la que en 1155 se señala al oeste de Baños con el nombre de Folena, cuya grafía correcta sería Fulinae, o “Sepulturas de pobres”. El lugar debió abandonarse en 1157, cuando los últimos mozárabes del obispado de
Baeza huyeron a Toledo con las tropas de
Alfonso VII ante la pujante ofensiva almohade.
Es verosímil que los mozárabes de la sierra de Andújar hubieran dado culto allí a Santa María. Las fuentes escritas y arqueológicas nos informan que los mozárabes andaluces veneraban a la Virgen, como lo habían hecho sus antepasados hispanorromanos y visigodos, pero todos ellos la representaban únicamente en pintura, o en broches, pectorales y objetos de uso personal. De modo que no podemos atribuirles la existencia de la imagen antigua de la Virgen de La Cabeza. Aunque en Francia se conocen estatuas exentas de la Virgen en el siglo X, en España no se conserva ninguna talla mariana de bulto exento que pueda datarse antes del siglo XI.
En los años 854 y 863 las fuentes escritas sitúan en la sierra de Andújar un castillo, o mejor un fortín, erigido por los emires cordobeses llamado
hisn Shándola, que se traduce como “fortín del peñasco”. El nombre árabe Shándola daría posteriormente nombre al río Jándula, lo cual indica que se hallaba próximo al cauce de este río. En la investigación presentada al Primer Congreso Internacional ya aportamos las diferentes pruebas e indicios que llevan a la conclusión de que este “fortín del peñasco” se ubicaba sobre las intrincadas peñas del Cerro de La Cabeza.
En el año 1185 el maestre de Calatrava
don Nuño Pérez de Quiñones, bajando por Sierra Morena, atacó Andújar y a su regreso le salió al paso la guarnición del fortín de Shándola (Xandula), trabándose combate cerca de la ribera del río, venciendo los calatravos y apresando don Nuño al alcaide de dicha fortaleza, pariente del gobernador de Córdoba, al que canjeó por 50 cristianos cautivos, entre ellos cuatro caballeros de su Orden. Los caballeros de Calatrava se apoderaron entonces de aquel fortín, pues en 1189 se menciona entre sus límites territoriales, y lo tuvieron en su poder hasta 1211, en que lo perdieron.
En 1187 el
Papa Gregorio VIII concedió a la Orden erigir capillas allí donde estuvieran ellos:
“…Nos place que vosotros, sin manifiesta dispensa de las Iglesias vecinas, podáis en vuestros lugares erigir oratorios, en los cuales vuestros caballeros y vuestras familias puedan escuchar el Oficio Divino y tener cristiana sepultura...”En las fortalezas fronterizas, sobre todo en las defendidas por los caballeros de las órdenes militares, solía reservarse un lugar como oratorio o capilla donde se colocaba alguna imagen sobre un improvisado altar y una alfombra.
El hecho de que la talla antigua de Nª Sª de La Cabeza fuera de reducido tamaño, apenas 35 cm., y que estuviera realizada en una madera tan dura y resistente como la del cedro -según se constató en los exámenes de 1677 y 1922-, indica que había sido en origen una imagen portátil cuya funcionalidad era la de soportar un agitado uso; el de ser transportada en campaña. Se trataría, pues, de una Virgen “arzonera”, adaptable al fuste de las sillas de combate de las cabalgaduras. En consecuencia, es probable que el maestre don Nuño dejara a los defensores calatravos del fortín de Shándola una talla mariana que él llevara como protectora sujeta al arzón de su montura.
En efecto; sabemos que los caballeros calatravos llevaron la devoción a Santa María en sus avances por Sierra Morena. Así, en la fortaleza de
Chillón, tomada en 1168, existe la ermita de
Nª Sª del Castillo. En
Fuencaliente, ganada en 1170, se erigió una ermita de
Santa María de los Baños |
Detalle del Tondo de la reja del Santuario.
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. Y, junto a la Cabeza del Guijo, al norte de Pedroche, existía ya en 1189 el “Villar de Santa María”, donde fue erigida, sobre las ruinas de una antigua iglesia visigoda, la ermita de
Santa María de las Cruces. Aunque ninguna de éstas se encuentra asociada a una aparición, como si ocurre en el caso de la Virgen de la Cabeza.
En un pequeño retablo local pintado en el siglo XVI -siglo en que perduró hasta fecha avanzada la obra de la primitiva ermita serreña-, donde se figuraba la ciudad de Andújar con su muralla y sus torres, y, a un lado de la ciudad, Sierra Morena, al describir la composición del cuadro, se dice:
“...En el duodécimo cartón estava una ciudad con ocho torres en cerco,
...a un lado estava, sobre una Sierra, un castillo, y en lo alto Nuestra Señora de la Cabeça como atalayando. En el otro lado estava un demonio, buelta la cabeça a la ciudad, y huyendo de ella. En medio de todas las torres de esta ciudad se descubría una muger durmiendo, la qual significava a Andújar...”El santuario renacentista, mucho más amplio, “fagocitó” a la ermita medieval y al torreón calatravo. Al hacer el nuevo templo, no sólo se derribó toda construcción anterior, sino que incluso se allanó el espacio para ensanchar la superficie, rompiendo hasta las mismas rocas sobre las que se asentaba la ermita medieval. Así, ya en 1534 se contabilizan los primeros pagos a los canteros encargados de “...quebrar las peñas donde se fundó la capilla...”. Ésta es la causa de que no queden restos visibles de la fortificación medieval.
Al ser venerada la talla antigua por los calatravos en aquel enriscado torreón desde 1185, dio comienzo con este sencillo acto la andadura del que hoy podemos considerar como el más antiguo lugar de veneración mariana de Andalucía, dado que no ha quedado en pie ninguna iglesia bética de las que existieron durante el primer milenio de la Era cristiana.La exitosa campaña almohade de 1211 hizo que los calatravos perdieran la posesión de aquel fortín. La rápida evacuación del lugar, o un enfrentamiento suicida con las tropas almohades provocó que la imagen quedara allí, arrinconada u oculta, abandonada a su suerte. Una de las secuelas de esta situación fue la pérdida total de la policromía de los ojos, que todavía puede apreciarse en fotografías antiguas. Otra posible secuela fue el ligero torcimiento del cuello.
Cuando Andújar pasó plenamente a poder de Castilla en 1227, los nuevos pobladores desconocían los hechos ocurridos en aquel paraje de Sierra Morena. El hallazgo de la imagen cambiaría sus vidas.
By.- A,A Fuente.- Juan Carlos Torres Jiménez, Génesis Histórica del Santuario de Nuestra Señora de la Cabeza, Revista Mirando al Santuario 2005.