
Hablar de Maria Perez Salcedo es hablar de una vida entregada por entero a la Virgen de la Cabeza. Maria fue Camarera efectiva de la Virgen durante mas de cincuenta años, comenzando en la devoción a Nuestra Señora junto con su madre y abuela, con quienes desde muy niña , confeccionaba durante todo el invierno las flores de tela que luego se utilizarían para las procesiones y los cultos a la Virgen, pues por aquellos años no se utilizaban flores naturales. Maria cuidaba durante todo el año de la Virgen, así como del camarin y de los enseres de la cofradía, que durante muchísimos años se guardaron en el desván de su casa en el Llano, siendo una tradición el bajar los mantos guardados en rulos por las ventanas que daban al patio, pues por las escaleras estrechas y angostas no cabían.A principios de la década de los cincuenta del pasado siglo, la Virgen solo contaba para salir en procesión con el manto verde, estrenado en el año 1924, y que por el paso del tiempo se encontraba algo deteriorado, siendo idea de Maria el confeccionar un mato nuevo. Ella pidió el presupuesto a las Reverendas Madres Adoratrices de Córdoba, y en una reunión celebrada en su casa, cuando los miembros de la Junta estuvieron dispuestos a aportar fondos para pagar el manto y a pedir hasta conseguir lo necesario, Maria exclamo llena de jubilo "ya tenemos manto". Desde entonces, Maria junto con algunas colaboradoras y los miembros de la junta se pusieron manos a la obra, y el Segundo Domingo de Mayo del año 1953, la Virgen estrenaba el Manto Blanco.Maria no dudaba en pedir casa por casa para conseguir fondos para aumentar los enseres de la Virgen, y también a iniciativa suya se confecciono el Estandarte mas nuevo con el que cuenta la Real Cofradía.Maria vestía a la Virgen con una maestría y una delicadeza inigualables, incluso cuando al final de su vida, el reuma deformo sus manos, su arte no decayó. Maria falleció una fría tarde de invierno, celebrándose su funeral ante el Altar de la Santísima Virgen de la Cabeza, a la que había entregado su vida.
By Z.J