Hasta pronto Madre.

viernes, 30 de marzo de 2012

Exaltación a la Semana Santa ruteña.


Pocos días antes de sus sufrimientos en cruz, Jesús entró en la ciudad de Jerusalén en medio de alabanzas y de la popularidad de la gente. Su entrada a Jerusalén no fue por casualidad ni por capricho de Jesús. Sino que Él lo hizo para cumplir la voluntad perfecta de Dios. La entrada de Jesús montando un borrico había sido profetizada en las Escrituras. Aproximadamente quinientos años antes de que Él naciera, el profeta Zacarías escribió: “He aquí tu rey vendrá a ti, justo y salvador, humilde y cabalgando sobre un asno, sobre un pollino hijo de asna”.

Para cumplir con lo dicho por el profeta, Jesucristo entró montado sobre un asno. Él como Hijo de Dios, pudo haber entrado a Jerusalén de la manera más fastuosa, pero para cumplir con la Palabra de Dios se humilló a sí mismo entrando sobre un borrico.
De la manera más humilde, Jesucristo no sólo entró a Jerusalén montando un asno, sino que también fue obediente hasta la muerte para salvarnos, cumpliendo así con la voluntad del Padre. El que haya entrado sobre un asno pone de manifiesto su humildad. Pudo haber entrado en la ciudad acompañado de una hueste de ángeles y con gran sonido de trompetas, pero entró humilde, y cabalgando sobre un asno.

Pero muchos de los que aquel día lo aclamaban, serán los que griten furiosos a Pilato, exigiéndole que lo crucifique….Sin saber todo lo que Jesús ha hecho por ellos, ni siquiera lo que va a significar para el futuro ese deicidio que están dispuestos a cometer a toda costa. Ese Jesús, que entra manso y humilde montado sobre un pollino, y que va a morir en la cruz; es el mismo que unas horas antes habrá lavado los pies a sus discípulos, y habrá convertido el pan y el vino en su Cuerpo y Sangre, como un anticipo, un preludio de lo que está a punto de suceder a partir de ahora….

Porque este Jesús, es azotado cruelmente… Sus carnes inmaculadas son desgarradas por látigos en una interminable flagelación tortuosa. Su cuerpo, como si de un asesino se tratara, es atado a una columna y castigado sin piedad. A ese Jesús, que a base de golpes se va desangrando lentamente, podemos elevarle desde lo más profundo de nuestro ser esta oración:

¡Oh mi Buen Jesús!, que fuiste golpeado, atado en la columna y flagelado. Tú que pasaste por el suplicio del tan Gran Dolor, para el bien de los hombres y el perdón de sus pecados. ¡Oh Señor! Tú que fuiste despojado de tus vestiduras y fuiste vestido con un manto de púrpura. ¡Oh Señor! Por las muchas burlas que tu Santísima Persona recibió, Señor, dame la gracia necesaria para no volver a pecar, a fin de que pueda gozar contigo en el Cielo, a la hora de mi muerte. Sé siempre mi Guía y mi Salvaguardia. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.

Y así, magullado, ensangrentado de pies a cabeza, gateando incluso, pues ya casi ni fuerzas le quedan, es puesto de pie y coronado de espinas y cargado con una pesada cruz sobre sus hombros. El Nazareno, con su sangre roja como una rosa manchando sus vestiduras, comienza su camino hacia el Calvario, para consumar nuestra redención. Cómo dijera el gran Tirso de Molina:

Dulce Señor, enamorado mío,
¿adonde vais con esa cruz pesada?
Volved el rostro a un alma lastimada
de que os pusiese tal su desvarío.

Y así, en este camino hacia el Calvario, Jesús va envuelto por una multitud de soldados, jefes judíos, pueblo, gentes de buenos sentimientos…. También se encuentra allí María, que no aparta la vista de su Hijo, quien, a su vez, la ha entrevisto en la muchedumbre. Pero llega un momento en que sus miradas se encuentran, la de la Madre que ve al Hijo destrozado, la de Jesús que ve a María triste y afligida, quien bien seguro lloraría lágrimas de sangre ante tan cruel espectáculo; y en cada uno de ellos el dolor se hace mayor al contemplar el dolor del otro, a la vez que ambos se sienten consolados y confortados por el amor y la compasión que se transmiten. Así, en la Pasión, vemos a María que acompaña a Jesús en su sacrificio y va asumiendo su misión de corredentora. La vemos como una Madre Dolorosa, como Señora de la Soledad, que sabe que su dolor es profundo pero no inútil; puesto que abrazando a su hijo, manchando sus purísimas manos en su cara ensangrentada, está tocando al grano de trigo que al morir da mucho fruto.

Y llegamos al Calvario… Los verdugos preparan la cruz. Y mientras tanto, nuestro Divino Salvador, sentado sobre una piedra, espera pacientemente el momento de su suplicio, de su sufrimiento, de su muerte… ¿Qué estará pasando en estos momentos por su cabeza?¿Pensará en cada uno de nosotros, por quienes va a derramar hasta la última gota de su Sangre?¿Pensará en los desprecios que a lo largo de los siglos se han hecho de su sacrificio y de todo lo que ha padecido por nosotros?¿Sufrirá en su interior, pensando en tantos hombres que no querrán aceptar el amor infinito que Él nos ofrece gratuitamente y dicen no al modo de vida que Él nos presenta como camino de Vida?

Así, los vemos clavado en la cruz, sufriendo, asfixiándose y desangrándose poco a poco, notando como la vida se le va escapando por sus llagas sagradas…¿Cómo se sintió Jesús en su cruz?¿Cómo era su soledad y su vacío interior, que le hizo gritar “Dios mío, Dios mío, ¿Por qué me has abandonado??. Y es que Jesús, en aquel momento, se sintió solo, herido de muerte, roto hasta el alma. Tentado por aquellos que le insultaban y le retaban a que bajara de la cruz para demostrarles que era el Mesías… Pero esa no era su forma de actuar. Su forma de actuar era distinta. Lo suyo no era el espectáculo, sino la misericordia.

Pero podemos preguntarnos si Jesús en aquellos momentos estaba realmente solo…. Jesús no sentía la presencia del Padre, pero el Padre estaba con Él; no percibía su cálido abrazo, pero el Padre lo estaba abrazando más que nunca; Jesús no escuchaba sus susurros de ánimo, pero el Padre no dejaba de decirle, misteriosamente, que Él era su Hijo predilecto; no veía las lágrimas que brotaban de los ojos de Dios, pero el Padre lloraba con un llanto inconsolable…. Y es que el Padre estuvo junto a Jesús en el momento de la cruz.

¿Dónde está Dios?, preguntamos en nuestras “muertes”, cuando hay un terremoto, un tsunami o una catástrofe natural, cuando tenemos una desgracia o un accidente, cuando nos cae la pesada losa de la enfermedad. ¿Dónde está Dios? Nuestro grito es tan fuerte, tan repetido que quizá no dejamos lugar para la voz de Dios. Pero si escucháramos bien tal vez oiríamos, llegaríamos a ver, que Dios no nos abandona en los momentos de dificultad, sino que sufre con nosotros más que nosotros, que nos anima más que nunca, que nos abraza, misericordiosamente, con mayor ternura, que nos consuela con mayor amor. No estamos solos. El Padre hace camino con nosotros en nuestros difíciles caminos.

Y muerto Jesús, es bajado de la cruz….Esa escena nos representa a un perdedor…. Pero este hecho es la evidencia de que el amor triunfa y de que la salvación se realiza así, como Dios dispone, y no como queremos disponer nosotros; pues este Jesús, aparentemente fracasado, va a ser sepultado, pero por poco tiempo. No es pues, de extrañar, que el Papa Juan Pablo II dijera que el Santo Sepulcro “es el lugar más sagrado del mundo. Este sepulcro vacío es el testigo silencioso del acontecimiento central de la historia humana”. Y es que Cristo resucita al tercer día, y nos llama a contraír un mundo nuevo, basado en lo que Él practicó: el servicio gratuito y desinteresado, la entrega total y el amor universal e ilimitado.

De este modo, nosotros, sus seguidores, sus discípulos, debemos saber que triunfar en cristiano es ponerse de parte de los perdedores y de los que son pisoteados y excluidos; y también, de que amar en cristiano es darse, entregarse, partirse el pecho por los demás, poner la otra mejilla, o sea, devolver bien por mal, amar a los enemigos, perdonar y trabajar par que los derechos humanos se realicen…


¡Señor Jesús, Cristo Resucitado,
vencedor del pecado y de la muerte!
Aquí me tienes contemplando tu gloria,
adorando tus llagas benditas,
que me enseñan todos tu amor.
He oído tus primeras palabras: “!Paz a vosotros...!
Como el Padre me envió, así os envió yo ...”
Dame tu paz, esa paz que viene de tu perdón
y hace nueva y feliz mi vida.
Hazme instrumento de tu paz.
Que yo la vaya sembrando a mi alrededor.
Regálame tu Espíritu de Resucitado,
para que me sienta enviado a ser tu testigo
y trabaje con alegría para hacer mejor el mundo.
Dile a tu madre que me ayude.
Te lo pido con todo mi corazón,
A ti, que eres Dios y vives y reinas
Por los siglos de los siglos. Amén.
By.- R,C

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La Virgen de la Cabeza y su Real Santuario.


Curiosidades

* Nuestra Virgen de la Cabeza posee cuatro coronas, cada una de ellas con su correspondiente corona para el Niño Jesus.La mas antigua de ellas es la que le regalo Juan de Piedra en el año 1788, es de plata en estilo imperial.Le sigue en antigüedad la donada por Agustina Mangas en el año 1872, es también en estilo imperial dorada.En el año 1953, Maria Susana Ariza le regala otra corona, que le es impuesta el 10 de mayo de ese año por el Canónigo ruteño D. Jose Torres Molina, para esa efemérides se confecciono un trono de claveles blancos.La corona es de estilo imperial con aureola.Posteriormente, en el año 1986 Francisco Martinez le regala la corona con la que el Obispo de Córdoba, Jose Antonio Infantes Florido la corono canónicamente.

* El regalo mas pintoresco que se ha puesto en la Mesa fue un burrito (de carne y hueso por supuesto).


* El recordado "Pacorro" fue cohetero de la Virgen durante mas de cincuenta años.

* Antiguamente el Hermano Mayor ofrecía a los hermanos de varal, una vez terminada la procesión de la mañana, una comida consistente en Borrego con patatas, que se preparaba en la fabrica de Anis Machaquito.Por supuesto no podían faltar varias arrobas de aguardiente y de vino.

* En el siglo dieciocho era costumbre contratar a un grupo de "gitanos" para que cantaran delante de la Virgen en su procesión.

* En el año 1948 se contrato una pirotecnia distinta a la que se venia contratando habitualmente y los cohetes eran tan malos, que ni poniéndoles gasolina ardían.

* Durante muchos siglos el viaje a la Romería de Andujar se hacia a lomos de caballerías, cuando llego la locomoción mecánica, se inicio la costumbre de acudir en camiones, y cuando llegaron a Rute los primeros autocares se emplearon estos para ir a la Romería.Estos autocares pertenecían a la Empresa Sanchez, y eran los mismos que cubrían la linea Rute-Lucena, por lo tanto mientras que los autocares estaban en la Romería se interrumpían los viajes entre Rute y Lucena.

* Durante mas de veinte años, acompaño en sus dos itinerarios a nuestra Virgen de la Cabeza la Banda de Cornetas y Tambores del Tercio Móvil de la Guardia Civil de Sevilla.Este acompañamiento se convirtió en una tradición, hasta que por una orden gubernamental este acuartelamiento se desmantelo y por consiguiente la Banda desapareció.


* Salida extraordinaria.- Con motivo de la guerra con Marruecos mando el Obispo Juan Alfonso Albuquerque Berión, sacar en procesión de rogativas a las imágenes que mayor devoción y culto recibieran en cada localidad saliendo en Rute nuestra Morenita el día 18 de Diciembre de 1859.

Nos cuentan las leyendas.......

Según cuenta la leyenda, una noche al volver los hermanos de cantar la aurora, se dispusieron a oír la Santa Misa, por aquellos tiempos era costumbre cubrir el camarin de la Virgen con un velo cuando no había culto, pues el llano estaba de tierra y así se impedía la entrada de polvo.Cuando tiraron de la cuerda, vieron que el velo no subía, entraron al camarin a arreglar la avería y vieron asombrados el borde inferior del manto de la Virgen mojado y cubierto de escamas; nadie supo dar una explicación a tan extraño fenómeno.
Pasado el tiempo, unos soldados ruteños que habían vuelto de la guerra de África, contaron que una noche, cuando se dirigían en barco a tan lejanas tierras, les sorprendió una terrible tormenta,entonces acordándose de que era sábado, y la aurora de la Virgen de la Cabeza estaría en la calle, rezaron juntos a la Virgen para que les salvara de una muerte segura, de inmediato la tormenta ceso y el mar entro en calma.Fue entonces cuando los hermanos supieron dar explicación al manto mojado y cubierto de escamas.

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...Una tarde al abrir el cura la iglesia, vio como la Virgen de la Cabeza se encontraba girada hacia su izquierda, mirando hacia el segundo llano, pensó que la noche anterior la Camarera hubiera subido al Camarin para arreglar algo en el vestido de la Virgen y había olvidado colocarla de nuevo mirando al frente, subió acompañado de dos monaguillos y la puso bien.Una vez finalizado este cometido, se dirigió al confesionario para atender a los fieles, observando a los pocos minutos que la Camarera de la Virgen entraba a la iglesia para oír la Santa Misa como hacia casi todos los días, se dirigió a ella para comentarle su olvido, contestándole esta que llevaba varias semanas de no subir al Camarin, asombrado el cura pensó que podían haber entrado ladrones, subieron al Camarin, a la Virgen no le faltaba nada de sus adornos, las puertas y ventanas de la iglesia estaban bien, no faltaba ninguno de los enseres de las diferentes capillas y altares.Nadie supo dar explicación de este fenómeno, y hasta el día de hoy es un misterio el porque la Virgen se giro aquella noche.

Presidentes de la Real Cofradía

En el año 1961 se aprueban unos nuevos estatutos, creándose en ellos el cargo de Presidente, desde entonces nuestra Real Cofradía ha tenido los siguientes presidentes:

- Francisco Salcedo Repullo:1961-1972
- Alfonso Cruz Ferreira:1972-1977
- Pedro Alarcon Luque:1977-1982
- Francisco Martinez Romero:1982-1986
- Francisco Ramirez Bueno: 1986-1990
- Comisión Gestora: 1990-1996
- Zacarias Jimenez Jimenez:1996-2004
- David Ruiz Cobos: 2004-2008
- Manuel Caballero Dominguez: 2008-2012
- Antonio Pacheco Montes: 2012-2016
- María Victoria Cruz Molina: 2016-2020
- Comisión Gestora: 2020-2022
- Andrés Cobos Moreno: Actual presidente
* Según la normativa vigente de la Iglesia, el tiempo máximo que una persona puede ocupar el cargo de Presidente es de ocho años consecutivos.