
La Virgen de la Cabeza y Lucena
Semillas que un día germinaron porque Ella... así lo dispuso.
Recopilamos en el artículo de hoy parte de la historia de la extinguida
cofradía de la Stma Virgen de la Cabeza en Lucena (Córdoba). De las más antiguas que veneraban a Nuestra Señora en el cerro de su nombre en Sierra Morena y que por los diversos avatares de la historia desapareció.
“En el año 1

.555, se estableció una concordia en cuanto al orden de antigüedad de las cofradías, que en lo sucesivo será el de presentación en el Santuario, no contando ninguna otra antigüedad”
(1), Lucena ya aparecía en cuarto lugar tras las cofradías de Andújar, Arjona y Colomera. Su historia y asistencia al cerro de la Cabeza en Romería nos habla de que dicha cofradía asistió asiduamente entre los años 1.555 hasta 1.717. Sin embargo en el recuento efectuado en 1.859, ya no se tenía constancia de la cofradía lucentina. Ha día de hoy nos llegan pequeños retazos de lo que fue parte de su historia, como los estatutos del año 1.551, que podéis ver a través de este
enlace, y también como se desarrollo parte de su vida cofrade, que hemos podido rescatar gracias al archivo de un particular y que corresponde a
una publicación en Diario Córdoba de hace más de 20 años.
De este modo sabemos que “en una escritura otorgada ante
D Francisco de Gálvez, Escribano publico el 15 de abril de 1.570,
Hernando Alonso Zamorano, vecino de la villa malagueña de Comares y natural de Lucena declaraba
“…que tengo devoción a una Capilla pequeña que hice de la advocación de Nuestra Señora de la Cabeza que es y esta junto a la Ermita de Nuestra Señora de Araceli, que es la Sierra de Aras, termino de esta Villa…” y por ello fundaba una memoria con un censo de diez ducados. Nada queda en la actualidad de esta pequeña y antigua Ermita en la cima de la sierra.
Si existen en cambio información en los viejos libros de entablos en la parroquia San Mateo en los que se hace alusión con frecuencia a las cofradías lucentinas. Por el sabemos que existía una Hermandad bajo el patrocinio de la Cabeza en el convento de PP Franciscanos en el año 1.584, radicando cinco años más tarde en la Ermita del Valle. Esta falta de asiento estable para la devoción a la Virgen morena, patrona de la serranía andaluza, se pone de manifiesto en los libros capitulares de la cofradía, en cuya acta de 24 de Junio de 1.616 se hace constar la intención inmediata de construir una ermita propia en la calle Andrés Carretero – tramo de la calle del Agua comprendido entre la del Peso y San Pedro -. Al año siguiente, en 7 de Marzo y también en acta, consta el nombramiento de santero para dicha Ermita en la persona de
Juan Flores.
Algunos problemas debieron producirse con aquella iglesia puesto que en cabildo de 5 de Junio de 1.623 aparece sorpresivamente el siguiente texto
“…se celebra en la Iglesia de Nuestra Señora de la Cabeza que está en el partido y sitio de las Fontanillas y calle del Alamillo…”, lugar donde se mantuvo hasta los primeros años de nuestro siglo. Se aclara en el cabildo últimamente citado que se ponía en venta la casa de la calle Andrés Carretero, el regidor lucentino,
Juan Moyano Monterrey de Argote, que vivió entre los años finales del siglo XVI y los comienzos del XVII, relata escuetamente el traslado de la cofradía de la Cabeza a su definitiva sede:
“ El día 27 de Marzo de 1.617 postrero día de pascua florida se trajo a Nuestra Señora de la Cabeza, - Desde la Ermita del Valle- a la Ermita de la calle Andrés Carretero; y en el año 1.624 se llevo donde está y el día 27 se acabo la Iglesia”.
De la vida interna, cultos y celebraciones, propiedades e ingresos de esta antigua cofradía, nos da pistas un conjunto de legajos de cuentas que se hallan en el archivo parroquial de San Mateo. El legajo más antiguo encabeza su texto con el titulo siguiente
“Quentas de los Vienes y rtas. De la Cofradia de Ntra Sra. De la Caveza con Francº de Zamora su thesorº de que fue Hermº Maior don Xpbl. Chamio de tiempo de quatro años desde 21 Spbre. De 710 hasta 9 Maio de 714 año de 1.725”.
Los ingresos se basaban en determinadas rentas de unas casas junto a San Roque, y unos tajones de tierra junto a la Ermita, cuyos importes sumaban 380 reales. Se contaba además con la venta de la hoja de unas moreras que tenia la cofradía en el patio de la Ermita, a lo que se añadían los ingresos de demandas, limosnas, venta de estiércol, etc.
Poseían además un solar en la Hoya del Molino, esquina a la calle Curados. Los gastos no especifican que en 1.723 se gastaron en la fiesta celebrada a la Santa imagen, en derechos parroquiales, convite de eclesiásticos con sobrepellices, Capilla de música, ministriles, fuegos, sermones, danza, compra de cera, componer el estandarte y bandera, misas por los hermanos difuntos, obras de las casas junto a San Roque y otras menores, por un total de 1.517 reales.
En los legajos sucesivos se repiten básicamente las

fuentes y las cantidades ingresadas, variando en cierto modo los gastos. Así el Hermano Mayor,
Andrés Antonio del Pino, da cuentas de los años 1.714 a 1.716 y en ellas se recoge la compra de una lámpara de plata para el Altar de Nuestra Señora, hecha en Córdoba, con valor de 850 rs. En relación con las danzas que se verificaban delante de la Imagen por el mes de Agosto o Septiembre, se encuentra una guitarra comprada en seis reales y catorce más que se gastaron en zapatos para los danzantes.
Aquel mismo año de 1.714 se aderezo la tienda de campaña con la que concurría la Hermandad en Romería al Santuario de Andújar y se compro un álamo para dicha tienda.
Siendo Hermano Mayor el Presbítero
Don Juan Antonio Muñoz, se dieron cuentas, año de 1.717, en las que consta haberse reparado el antiguo y magnifico estandarte bordado en el siglo XVI. El arreglo en una de sus caras, lo llevo a cabo el bordador lucentino,
José Quirós. Al año siguiente, 1.718, rindió cuentas
Dª Josefa María de Almoguera, viuda del tesorero
Pedro Jurado. Consta por ellas la restauración de la otra cara del estandarte, esta vez a cargo de la
beata Luisa de Aranda.
A causa de las obras que por estas fechas se estaban realizando en la Iglesia y camarín, se hacen rifas con el fin de recaudar fondos, teniendo la primera de ellas como premio cosas comestibles y unas medias de seda y la otra, dos pavos, una arroba de vattatas y una sartén vieja. Las obras en cuestión ya referidas se ampliaron reforzando el arco toral y levantando y solando la Capilla Mayor y la sacristía”
(2).
By.- A,A Fuentes.- Ref 1.- Cofradía Matriz Virgen de la Cabeza Ref 2.- Diario Córdoba, 1 Mayo 1.992, extra de las fiestas aracelitanas pag XLVIII