Hoy le pedimos, pues, a la Virgen, que nos ayude a poner la confianza en Dios y a cumplir los mandamientos. En una de las lectura que la Iglesia nos propone para hoy, el profeta habla de Jesús como el pastor que será nuestra paz. Pidámosle, pues, a la Virgen, para que, haciendo la voluntad de Dios, que pretende nuestro bien y salvación, podamos reencontrar la paz en todos los campos y aspectos de la sociedad: en casa, en la familia, en la sociedad, en el mundo entero…
Y no nos olvidemos tampoco hoy de nuestras necesidades espirituales, que muchas veces las tenemos muy abandonadas. Si le pedimos a la Virgen la paz en el mundo, pidámosle también la paz en el espíritu, la paz interior. Pidámosle hoy sin miedo a la Santísima Virgen que nos ayude a practicar las virtudes cristianas, alimentando nuestra vida de fe, esperanza y caridad, que es el fundamento de una existencia enteramente centrada en Dios, lo único necesario para regenerar la vida y hacer posible el amor a los hermanos y todos los pueblos alcancen por la intercesión de la Reina de la Paz una verdadera paz social duradera y el bienestar deseado.
¡Oh Virgen naciente, esperanza y aurora de salvación para todo el mundo, vuelve benigna tu mirada materna hacia todos nosotros, reunidos aquí para celebrar y proclamar tus glorias!
¡Oh Virgen fiel, que siempre estuviste dispuesta y fuiste solícita para acoger, conservar y meditar la Palabra de Dios, haz que también nosotros, en medio de las dramáticas vicisitudes de la historia, sepamos mantener siempre intacta nuestra fe cristiana, tesoro precioso que nos han transmitido nuestros padres!
¡Oh Virgen potente, que con tu pie aplastaste la cabeza de la serpiente tentadora, haz que cumplamos, día tras día, nuestras promesas bautismales, con las cuales hemos renunciado a Satanás, a sus obras y a sus seducciones, y que sepamos dar en el mundo un testimonio alegre de esperanza cristiana!
¡Oh Virgen clemente, que abriste siempre tu corazón materno a las invocaciones de la humanidad, a veces dividida por el desamor y también, desgraciadamente, por el odio y por la guerra, haz que sepamos siempre crecer todos, según la enseñanza de tu Hijo, en la unidad y en la paz, para ser dignos hijos del único Padre celestial!
Canten hoy, pues nacéis vos,
los ángeles, gran Señora,
y ensáyense, desde ahora,
para cuando nazca Dios.
los ángeles, gran Señora,
y ensáyense, desde ahora,
para cuando nazca Dios.
Canten hoy, pues a ver vienen
nacida su Reina bella,
que el fruto que esperan de ella
es por quien la gracia tienen.
Digan, Señora, de vos,
que habéis de ser su Señora,
y ensáyense, desde ahora,
para cuando nazca Dios.
Pues de aquí a catorce años,
que en buena hora cumpláis,
verán el bien que nos dais,
remedio de tantos daños.
Canten y digan, por vos,
que desde hoy tienen Señora,
y ensáyense, desde ahora,
para cuando nazca Dios.
Y nosotros, que esperamos
que llegue pronto Belén,
preparemos también,
el corazón y las manos.
Vete sembrando, Señora,
de paz nuestro corazón,
y ensayemos, desde ahora,
para cuando nazca Dios. Amén.
By.- R,C Director espiritual Al sonar de una campanilla.
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