Justo al inicio de la calzada, observamos un grupo de promesas subir de rodillas por la misma, entonces el padre Ramón Clavería, recordo que el año anterior había visto a una niña de doce años subir de promesa, y cómo sus padres la iban, prácticamente arrastrando, sujetándola de los brazos, mientras la niña lloraba y sangraba por las rodillas. Desde luego, este hecho fue considerado por los dos como indignante.
No habíamos acabado de hablar del tema, cuando vimos a un niño de no más de diez u once años de edad subiendo, totalmente solo, sin compañía de ningún adulto que lo acompañara, arrodillado y a gatas por la calzada, bajo la mirada de un periodista que lo filmaba en vídeo.
En ese momento, sin pensárselo dos veces, Ramón Clavería se dirigió hacia él y, cogiéndolo de las manos le dijo que se las enseñara, viendo como las llevaba con arañazos de ir arrastrándolas por el camino. Ante esta circunstancia, le dijo que la Virgen quería que creciera sano, y que no tenía edad para hacer la promesa. Que se esperara a ser mayor de edad y que a partir de ahí, la retomara allí donde la había dejado. El silencio que había en torno a aquella escena era sepulcral, hasta que una señora respondió un “Dios le bendiga, padre”, quedando así afirmado que la decisión e intervención de este sacerdote conocido por todos los ruteños fue de lo más oportuna y acertada. Decisión que fue corroborada por Mons. D. Ramón del Hoyo, con quien nos tropezamos unos metros más arriba, y quien, siendo un servidor testigo, le dijo que había hecho lo correcto. Llamó también la atención el interés con el que Mons. del Hoyo cogía la medalla de la Real Cofradía que llevaba colgada al cuello D. Ramón, y muy amena la conversación que, durante unos minutos, pudimos mantener con él.
También hubo ocasión de poder saludar al provincial de los Trinitarios, y de comprobar como hay trinitarios que son fieles seguidores del blog hermano de “al sonar”, “canal romero”, pues así lo confesó el padre Francisco, uno de los dos trinitarios que fueron este año subidos en el trono de la Morenita.
Y cual pudo ser la sorpresa de encontrarnos de frente con la “Rosa de Oro”, la mayor distinción que la Santa Sede concede a una imagen mariana.
Desde luego, fueron momentos curiosos, pero interesantes, los que pudimos disfrutar aquella tarde en un improvisado paseo.
Romeria 2010 ( III )
By.- A,A
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