Todo se prepara, las calles, en un movimiento espontáneo, para nada organizado por la Real Cofradía, se engalanan. Son los propios vecinos los que se organizan para adornar sus calles, cada una de una forma distinta, con pancartas, con banderitas, con medallas, son momentos de convivencia entre vecinos, y el movimiento vecinal más importante de Rute. Todo es poco para recibir a la mejor vecina, a la Reina y Soberana, para sentir su dulce patrocinio de siglos sobre este su pueblo de Rute. Y volveremos a decirle vivas a boca llena, y a cantarle y a aplaudirle, pobres de espíritu aquellos que no entienden, o no quieren entender, que esa es una forma tan digna como cualquier otra de rezarle a la Virgen; nadie tiene la exclusiva del amor a la Virgen, nadie es tan “puro” que lo suyo es lo único que vale.
Y volveremos a emocionarnos en la calle Priego, o en la calle Nueva o en los Cortijuelos, porque así lo hicieron nuestros padres y los padres de nuestros padres, porque así somos y no queremos cambiar, por mucho que se empeñen en cambiarnos, los que no quieren entender los sentimientos de los demás.
Y volverá a Reinar sobre su Rute en su procesión de la noche, blanca inmaculada, majestuosa y Soberana, y a recibir la devoción y el cariño de todos los barrios de su pueblo.
No dejemos que nada ni nadie, por mucho que se empeñen, nos amarguen nuestras fiestas, ni los desprecios, ni las malas palabras, al final todo eso se lo llevara el tiempo, y será solo un mal recuerdo, un insignificante granito de mala arena, en una historia de mas de cuatro siglos y medio, de una devoción cimentada sobre piedra, que ni los mas recios vendavales podrán destruir.
¡VIVA LA VIRGEN DE LA CABEZA!
¡VIVA LA MORENITA!
¡VIVA LA REINA Y SOBERANA DE RUTE!
¡VIVA LA MADRE DE DIOS!
By.- Z,J
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