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Hoy miércoles continuamos nuestra ronda de entrevistas con D. Manuel Vázquez, presidente de la Real e Ilustre cofradía Matriz de Nuestra Señora de la Cabeza de Andújar (Jaén), al cual solicitamos unas palabras dirigidas a todos los romeros y devotos de la Morenita.
En primer lugar quería, como Presidente de la Junta de Gobierno de la Real e Ilustre Cofradía Matriz de la Santísima Virgen de la Cabeza, siendo consciente de la situación tan triste y a la vez dolorosa que nos ha tocado vivir por el fallecimiento de tantas y tantas personas y por el enorme número de familias rotas por este maldito virus, quería mandar un mensaje apoyo, aliento y solidaridad con todas ellas, y que no se olviden que la Santísima Virgen de la Cabeza está intercediendo por todos y nos está protegiendo.
En segundo lugar, por ser infinitamente menos importante, por la situación tan grave que por
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Recemos con fe a la Virgen, pidamos por las personas que han fallecido, por las familias que han quedado rotas por el dolor de la pérdida de sus familiares sin ni siquiera haberlos podido despedir, y pensemos en el futuro con optimismo.
Palabras de aliento a nuestros sanitarios, miembros de los cuerpos y fuerzas de seguridad del estado, Protección Civil, Bomberos, miembros del Ejército Español, transportistas, cajeras, gobernantes e igualmente a todas las personas que de una u otra manera están participando de manera activa, poniendo en riesgo sus vidas, para que esto acabe.
Un saludo.
¡Viva la Virgen de la Cabeza!
Cerraremos esta ronda de conversaciones con el párroco del Templo de San Francisco de Asís y consiliario de la Real Hermandad Sacramental de Nuestra Señora de la Cabeza de Rute, D. Carmelo María Santana, al cual también solicitamos dirigiera unas palabras de aliento a todos los devotos.
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Ahora nos disponemos a vivir aquellas fechas que, en el calendario anual de los devotos de Nuestra Señora de la Cabeza, están marcados con un color especial: son las mismas en las que hasta ahora, éramos invitados para participar de la peregrinación y Romería al Cerro del Cabezo, y a la posterior celebración festiva ruteña en honor de María Santísima de la Cabeza Coronada.
Ciertamente, y al igual que ha pasado con las celebraciones litúrgicas -antes mencionadas- correspondientes a este año 2020, y teniendo en cuenta aquello que la Palabra de Dios a través de San Pablo nos dice: “Dios dispone todas las cosas para el bien de los que lo aman, de aquellos que Él llamó según su designio…” (Rm 8, 28.30); vamos a vivir éstas fechas y fiestas destacadas en honor de nuestra Morenita, intentando sacar el mejor provecho posible y que nos sirva tanto como experiencia de vida, como de fe y devoción mariana.
Si progresivamente se ha ido perdiendo el sentido propio de la Cuaresma y de la Semana Santa, quedándose más bien en una celebración festiva y cultural; no creo que nadie se escandalice cuando afirme que también los valores originales de las romerías (y que dieron sentido a su establecimiento), se han ido diluyendo al paso de los años y de las sucesivas generaciones.
Del mismo modo que las circunstancias adversas por las que estamos pasando, han propiciado, que en ésta Cuaresma de 2020 se hayan podido vivir valores propios de ese tiempo litúrgico, como el recogimiento, el retiro, la reducción de necesidades que considerábamos básicas, la cercanía y proximidad con nuestros seres queridos, así como más tiempo para la reflexión personal, la oración y para encontrar el sentido de la vida; creo oportuno que realicemos una vuelta al sentido originario de las peregrinaciones y romerías.
Los datos históricos que poseemos, nos señalan que la Romería al Santuario de Nuestra Señora de la Cabeza es la más antigua que pervive en el calendario festivo de España. Ahora bien, quienes la establecieron y comenzaron a acudir a ella, y prácticamente hasta décadas no lejanas; les suponía un sacrificio, un dejar la comodidad de sus hogares, para así, ponerse en camino hacia la “Casa de la Madre” en unas fechas en las que el tiempo con su climatología, en la mayoría de las ocasiones, nunca ha sido propicio. Y, ¿a qué se debía el sortear todos estos obstáculos para encontrar la mirada maternal de la Reina de Sierra Morena? Se tenía claro el sentido cristiano de “peregrinación” en la vida. El bautizado es el que “peregrina” hacia la vida eterna, a la plenitud de felicidad que es el encuentro gozoso con Cristo Resucitado. Y si “a ti suspiramos, gimiendo y llorando en éste valle de lágrimas” (como decimos en la Salve), los hijos de la Iglesia de todos los tiempos, siempre han reconocido en la presencia maternal de la Virgen; un auxilio constante y una dulce compañía para ayudarnos en las etapas de nuestro caminar hacia la Casa del Padre.
“Ponerse en camino hacia el Santuario”, suponía (y ha de seguir suponiendo), un prescindir de lo superfluo para buscar lo necesario. La fe busca lo que permanece y los valores que son permanentes (y por tanto “eternos”). La fe nos orienta a lo verdadero y evita dar rodeos innecesarios, puesta que nos indica que Jesucristo es el “Camino, la Verdad y la Vida”; y nos sugiere que la mejor manera de encontrar a Cristo, es hacerlo contando con la presencia amorosa de la Madre de Dios y nuestra, la Santísima Virgen María.
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Ese es el verdadero sentido de la “peregrinación” y de nuestro encuentro con Nuestra Señora. La situación en la que nos encontramos en el presente año, que nos lleva a vivir una “peregrinación virtual” (que yo llamaría “interior”), nos invita a reflexionar si realmente sabemos “peregrinar” en la fe y contar con el amor de la Santísima Virgen.
Nuestras peregrinaciones y romerías, quizás se hayan quedado para una gran mayoría de personas, en meras ocasiones de “pasarlo bien”, perdiendo su sentido sobrenatural al margen del motivo que llevó a establecerlas.
En sus inicios, tales muestras de devoción eran medios para lograr la conversión del corazón, expresándose en el acudir a los Sacramentos de la Confesión y de la Eucaristía; continuándolo a la vuelta, en una vida de fe y cercanía a Dios y a los demás.
Aprovechemos ésta ocasión que se nos brinda para, como decíamos antes, sacar el mayor provecho y bien posibles. Miremos a nuestro interior y preguntémonos: ¿Cuál es mi relación con Dios?, ¿ocupa la Virgen un lugar importante en mi vida, o solo me acuerdo de Ella en momentos determinados y no siempre?
Y así podríamos seguir enumerando una serie de preguntas y reflexiones. Creo que nos pueden servir las dos anteriores. En ésta ocasión, al llegar las fechas señaladas de las Fiestas de la Morenita, tendremos tiempo de sobra para considerar todo lo expuesto. A su vez, y en la medida de nuestras posibilidades, y desde la Parroquia y los medios que dispongamos, intentaremos vivir lo mejor que se pueda, estos días destacados bajo la mirada amorosa de Nuestra Bendita Madre de la Cabeza.
Muchas gracias a ambos por haber atendido la petición para participar en esta entrevista.
By.-A,A Fuente.- Entrevistas a Manuel Vázquez y Carmelo M. Santana.
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