Parroquia de San Francisco de Asís de Rute..

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domingo, 7 de septiembre de 2025

La Natividad de la Virgen María 2025.

 

La Natividad de la Virgen es una de las fiestas marianas más antiguas. Se cree que su origen está ligado a la fiesta de la dedicación, en el siglo IV, de una antigua basílica mariana de Jerusalén, sobre cuyas ruinas fue construida en el s. XII la actual iglesia de Santa Ana. La tradición dice que en este lugar estuvo la casa de los padres de María, Joaquín y Ana, donde nació la Virgen. La fiesta comenzó a celebrarse en Roma en el siglo VIII, con el Papa Sergio I. Es la tercera fiesta de la "natividad" en el calendario romano, que conmemora la Natividad de Jesús, el Hijo de Dios (25 de diciembre, Navidad); la de San Juan Bautista (24 de junio) y la de la Santísima Virgen María, el 8 de septiembre. En los Evangelios no hay datos que confirmen esta fecha ni los nombres de los padres de María, que la tradición toma del Protoevangelio de Santiago, un escrito apócrifo del siglo II. En Milán, esta fiesta se remonta al siglo X; la catedral, dedicada a "María naciente", fue consagrada en 1572 por San Carlos Borromeo. Y siempre en Milán, en la calle Santa Sofía, se encuentra el santuario donde se conserva una imagen de María recién nacida, custodiada por las Hermanas de la Caridad de las Santas Bartolomea y Vicenta. Esta imagen fue realizada en el s. XVIII por una monja franciscana de Todi para su devoción personal. En su historia encontramos un milagro sucedido el 9 de septiembre de 1884: la curación de la postulante Giulia Macario, que llevaba varios días muy enferma. La devoción popular a esta imagen se extendió como resultado de las numerosas gracias obtenidas.
By.-A,A Fuente.- Vaticannews

viernes, 22 de agosto de 2025

Fiesta de la Realeza de la Virgen.

 

Hoy 22 de Agosto celebramos la fiesta de la Realeza de la Virgen.

La razón por la que la Santísima Virgen María es Reina se fundamenta teológicamente en su divina Maternidad y en su función de ser coloborar en la obra de la redención del género humano.
 
a) Por su divina Maternidad: Es el fundamento principal, pues la eleva a un grado altísimo de intimidad con el Padre celestial y la une a su divino Hijo, que es Rey universal por derecho propio.
 
En la Sagrada Escritura se dice del Hijo que la Virgen concebi­rá: "Hijo del Altísimo será llamado Y a El le dará el Señor Dios el trono de David su padre y en la casa de Jacob reinará eter­namente y su reinado no tendrá fin" (Lc. 1,32-33). Y a María se le llama "Madre del Señor" (Lc. 1,43); de donde fácilmente se deduce que Ella es también Reina, pues engendró un Hijo que era Rey y Señor de todas las cosas. Así, con razón, pudo escribir San Juan Damasceno: "Verdaderamente fue Señora de to­das las criaturas cuando fue Madre del Creador" (cit. en la Enc. Ad coeli Reginam, de Pío XII, 11-X-1954).
 
b) Por ser colaboradora en la obra de la redención del género humano: La Virgen María, por voluntad expresa de Dios, tuvo parte excelentísi­ma en la obra de nuestra Redención. Por ello, puede afir­marse que el género humano sujeto a la muerte por causa de una virgen (Eva), se salva también por medio de una Virgen (María). En consecuencia, así como Cristo es Rey por título de conquista, al precio de su Sangre, también María es Reina al precio de su Compasión dolorosa junto a la Cruz.
 
"La Beatísima María debe ser llamada Reina, no sólo por ra­zón de su Maternidad divina, sino también porque cooperó íntimamente a nuestra salvación. Así como Cristo, nuevo Adán, es Rey nuestro no sólo por ser Hijo de Dios sino tam­bién nuestro Redentor, con cierta analogía, se puede afirmar que María es Reina, no sólo por ser Madre de Dios sino tam­bién, como nueva Eva, porque fue asociada al nuevo Adán" (cfr. Pío XII, Enc, Ad coeli Reginam).
By.- A,A Fuente.- Aciprensa

jueves, 14 de agosto de 2025

Una Asunción con aroma a jara y devoción antigua.

En el calendario litúrgico, el 15 de agosto resplandece con luz propia: la Asunción de la Virgen María, el misterio que celebra la gloriosa subida de la Madre de Dios en cuerpo y alma al cielo. Pero en lo alto del Cerro del Cabezo, al igual que en Llano de Rute, donde el cielo parece más cerca, esta fiesta adquiere una dimensión más ardiente, más terrenal y más profunda. Allí, donde mora la Morenita, la Virgen de la Cabeza, el dogma se vuelve carne, fe que camina descalza, romería en el alma, y cielo anticipado para los que la veneran.

Una Asunción con aroma a jara y devoción antigua

La Virgen de la Cabeza, patrona de Andújar y de los monteros de España, y a quien en Rute profesamos una devoción singular, no es solo una imagen que corona el santuario en las sierras de Sierra Morena y se proyecta en el Llano. Es una experiencia espiritual que lleva siglos encarnando la esperanza de un pueblo. En su advocación se funden lo místico y lo popular. En la Asunción, se eleva como lo hizo su Madre celestial: no por el poder del trono, sino por la humildad de quien se supo esclava del Señor.

Y es ahí donde la Virgen de la Cabeza se convierte en un icono perfecto para comprender la Asunción: una mujer del pueblo, pequeña y morena, que se convierte en Reina sin corona de oro, sino por su entrega total. La Asunción no es solo un misterio teológico; es una promesa de que lo pequeño, lo escondido, lo fiel, será glorificado.

Desde el monte hasta el cielo

Si el monte Tabor fue el lugar de la Transfiguración de Cristo, el Cabezo lo es para muchos devotos de la Virgen. Cada año, miles de peregrinos suben a su santuario, como si ascendieran junto a ella. El cuerpo glorioso de María que se eleva al cielo en la Asunción encuentra eco en las manos alzadas de los romeros, en los “¡Viva la Virgen de la Cabeza!” que rasgan el aire serrano. Es la subida física que refleja la elevación espiritual.

Una fe que no es evasión, sino destino

En tiempos de incertidumbre, donde las promesas parecen huecas y los ídolos se desmoronan, la Asunción nos recuerda que hay un destino de gloria reservado para quien ama. La Virgen de la Cabeza, con su porte humilde, con su piel morena y su mirada maternal, no escapa del mundo: lo redime. Es Madre que guía al pueblo en su camino de subida. Y ese es, en definitiva, el camino de la Asunción: no una evasión de la tierra, sino la culminación de la entrega vivida aquí.

De Andújar y Rute... al cielo

En este 15 de agosto, cuando la Iglesia entera canta el triunfo de María, Andújar y Rute tienen un motivo más para alzar la mirada. La Virgen de la Cabeza no solo intercede: nos precede. En su figura venerada se plasma la certeza de que el amor vence a la muerte, de que lo humilde será exaltado, y de que en medio de la sierra hay un trono más alto que todos: el del corazón que supo decir “sí”.

Hoy, desde el Cabezo y el Llano hasta el cielo, la Asunción es más que un misterio. Es una promesa viva. Y la Morenita, como siempre, va delante.
By.-R,C

jueves, 19 de junio de 2025

Corpus Christi, portadores de Esperanza 2025.

 

La solemnidad del Corpus Christi, que este año tiene un significado especial por estar marcada por el jubileo de la esperanza es una invitación a participar en la mesa de la Eucaristía y como peregrinos “se nos invita a ponernos en camino para identificarnos con su proyecto de vida y entregar la vida por los que habitan en la no-vida”. Esta celebración litúrgica, además, llama a los fieles a ser pan partido y repartido, reflejo del amor de Cristo hacia los hermanos, especialmente aquellos que sufren y están en situación de vulnerabilidad.

Reavivar la confianza en el futuro.

En su mensaje, los obispos de la Subcomisión para la Acción Caritativa y Social abordan la realidad de un mundo marcado por múltiples formas de violencia: “vivimos rodeados de violencia, en un tiempo en el que la desesperanza nos asalta y necesitamos reavivar la confianza en el futuro”. La guerra en diferentes regiones, la crisis de vivienda, la falta de oportunidades laborales para los jóvenes y las dificultades de integración de las personas migrantes son algunas de las problemáticas señaladas como signos de heridas abiertas en la sociedad actual.

El documento subraya que “la herencia de la violencia es muerte, destrucción, miseria, hambre, odio y desesperación”, y destaca que estos factores generan un tiempo de angustia y desesperanza social, como también lo había señalado el papa Francisco.

La esperanza como respuesta.

También, la Iglesia insiste en que “nuestro común compromiso por la verdad puede y tiene que dar nueva esperanza a estas realidades”. En este sentido, el mensaje recuerda que “el Cuerpo de Cristo se nos ofrece como el único alimento capaz de traer paz ante tanta violencia y también se ofrece como alimento y ejemplo de nuestro compromiso activo”. La cercanía y el acercamiento a estas realidades, en palabras del Papa León XIV, son fundamentales para afrontar la violencia con esperanza, pues “saber acercarse es más importante que dar una respuesta apresurada”.

El mensaje resalta que “la esperanza supone un movimiento de búsqueda”, que impulsa a salir “hacia lo desconocido, hacia lo intransitado, hacia lo abierto, hacia lo que todavía no es”. La comunidad cristiana, por tanto, debe ser peregrina en busca de una humanidad mejor, trabajando en la sanación del sufrimiento y portando la ternura de Dios a quienes más lo necesitan.

Caminos de esperanza para esta celebración.

La Iglesia española propone algunos caminos concretos para fortalecer la esperanza en estos tiempos: Orar por los demás y con los demás, en comunidad y en silencio, para reconocer la presencia del Resucitado. Unir la Eucaristía con el compromiso con el hermano necesitado, como signo de amor activo. Compartir testimonios de fe y compromiso, para que la esperanza sea contagiosa. Participar en grupos o comunidades, que propicien el encuentro y la solidaridad. Promover espacios de reconciliación y paz, sanando heridas y acogiéndose mutuamente. Escuchar sin juzgar, con empatía y sinceridad, para devolver la esperanza a quien la ha perdido.

La caridad de Dios es el corazón del Evangelio.

El día de la caridad, es un signo profético que afirma que “la esperanza tiene y debe tener la última palabra”, y que mientras existan personas que aman, ayudan, comparten y se conmueven con el sufrimiento, “la esperanza es imposible que se pierda”. Participar en la Eucaristía, además, implica un compromiso activo con la construcción de paz y la defensa de la dignidad humana, como resaltan las enseñanzas del Papa León XIV: “¡Esta es la hora del amor! La caridad de Dios, que nos hace hermanos entre nosotros, es el corazón del Evangelio”.
By.-A,A Fuente.- Vatican.news

viernes, 6 de junio de 2025

Pentecostés, algo más que la venida del espíritu.

 La fiesta de Pentecostés es uno de los Domingos más importantes del año, después de la Pascua. En el Antiguo Testamento era la fiesta de la cosecha y, posteriormente, los israelitas, la unieron a la Alianza en el Monte Sinaí, cincuenta días después de la salida de Egipto.

Aunque durante mucho tiempo, debido a su importancia, esta fiesta fue llamada por el pueblo segunda Pascua, la liturgia actual de la Iglesia, si bien la mantiene como máxima solemnidad después de la festividad de Pascua, no pretende hacer un paralelo entre ambas, muy por el contrario, busca formar una unidad en donde se destaque Pentecostés como la conclusión de la cincuentena pascual. Vale decir como una fiesta de plenitud y no de inicio. Por lo tanto no podemos desvincularla de la Madre de todas las fiestas que es la Pascua.

En este sentido, Pentecostés, no es una fiesta autónoma y no puede quedar sólo como la fiesta en honor al Espíritu Santo. Aunque lamentablemente, hoy en día, son muchísimos los fieles que aún tienen esta visión parcial, lo que lleva a empobrecer su contenido.

Hay que insistir que, la fiesta de Pentecostés, es el segundo domingo más importante del año litúrgico en donde los cristianos tenemos la oportunidad de vivir intensamente la relación existente entre la Resurrección de Cristo, su Ascensión y la venida del Espíritu Santo.

Es bueno tener presente, entonces, que todo el tiempo de Pascua es, también, tiempo del Espíritu Santo, Espíritu que es fruto de la Pascua, que estuvo en el nacimiento de la Iglesia y que, además, siempre estará presente entre nosotros, inspirando nuestra vida, renovando nuestro interior e impulsándonos a ser testigos en medio de la realidad que nos corresponde vivir.
By.-A,A Fuente.- Pontificia universidad católica de Valparaiso

miércoles, 5 de marzo de 2025

Cuaresma 2025.

Hoy, Miércoles de Ceniza, comenzamos el camino que nos lleva a la celebración de la Pascua del Señor. Un tiempo de gracia y de conversión. Un tiempo para dejar que Dios restaure en nosotros la desfiguración ocasionada por el pecado y nos devuelva nítida la blancura del Bautismo. Basta con que entremos en ella reconociendo nuestro pecado, sabiendo que este es un tiempo propicio para la acción de Dios, pues, como nos decía el apóstol San Pablo en la segunda lectura, «ahora es tiempo favorable, ahora es el día de la salvación».

Por eso las lecturas de hoy nos invitan a la conversión y nos dicen cuales deben ser los signos que acompañen nuestro cambio de corazón. Ahora bien, nosotros hemos de poner también de nuestra parte y no hacernos los remolones, dejando para otro momento la invitación que Dios nos hace a cambiar de corazón -a cambiar de corazón para bien, claro está-.

Vamos a fijar, pues, nuestros ojos en Jesucristo. Él tiene que ser el corazón de  estos cuarenta días. Fijemos en Él nuestros ojos y encontrarnos con su mirada de amor, y lanzarnos a seguirle, recordando que el protagonista de este tiempo de Cuaresma no somos nosotros ni nuestros esfuerzos, sino que es Dios, la acción de Dios en nosotros, su Palabra que nos guía, su fuerza y su amor que se nos comunica en la Eucaristía y en los demás sacramentos... Y es que la Cuaresma no es un tiempo para hacer cosas «para Dios», sino para dejar que sea Dios quien las haga en nosotros, para dejar que sea Él quien nos convierta.

Rasguemos, pues, nuestro corazón, y no las vestiduras. Dejemos que Dios cree en nosotros un corazón puro, que nos renueve con espíritu firme, que nos devuelva la alegría de la salvación. Esta ha de ser nuestra principal actitud en este tiempo: la apertura a la acción gratuita de Dios que nos recrea el corazón y nos devuelve la alegría.

¿Y qué tenemos que hacer en Cuaresma?. Pues sobre todo, escuchar  más y mejor la Palabra de Dios. La Cuaresma es un tiempo abundante de Palabra mirando a María, pues, como dijo Jesucristo: «Dichosos los que escuchan la Palabra de Dios y la cumplen». Y la tenemos que escuchar especialmente los domingos, llegando puntales a Misa; y también sería bueno que en los días laborables participásemos de la Eucaristía.

La lectura de la Palabra de Dios nos ayudará a reconocernos pecadores, y a escuchar esa voz del Señor que nos llama a la conversión. Seguramente muchos tenéis en desuso el sacramento de la confesión. Pues bien, ahora, en la Cuaresma, es un tiempo bueno para retomarlo y no dejarlo, pues en la Pascua queremos ser personas nuevas, gentes que re-estrenan Bautismo; y esa novedad, sólo la da Jesucristo. Es el momento de acercarnos a la Penitencia, conocida también como el Segundo Bautismo.

Y es importante que tengamos presente que la Cuaresma es un tiempo de la Iglesia. No recorremos este camino solos, individualmente, sino que lo hacemos en comunión. Rezamos juntos, celebramos juntos, nos purificamos juntos, tenemos que abrirnos en amor a los demás.

Cojámonos de la mano de la Virgen María al emprender este camino; pidámosle que interceda por nosotros para que Dios, que no quiere la muerte del pecador, sino su arrepentimiento, escuche con bondad nuestras súplicas, y nos conceda, por medio de las prácticas cuaresmales, alcanzar el perdón de los pecados y emprender una nueva vida a imagen Cristo resucitado.
By.- R,C

sábado, 7 de diciembre de 2024

Inmaculada Concepcion - II Adviento 2024.

 Este año, el segundo domingo de Adviento, tiene aquí en España un acento especial, pues celebramos la fiesta de la Inmaculada Concepción de la Virgen María, patrona de España, una fiesta que nos abre, de un modo especial, a la esperanza que debe caracterizar este tiempo de preparación para la venida del Señor. Por eso hoy pedimos a la Virgen María que nos acompañe en el camino del Adviento, que nos ayude a mantener una mirada y una escucha atenta a la venida de Jesús, el Señor.

Y es que si alguien nos puede enseñar a esperar al Señor que viene es precisamente la Virgen María, que vivió un adviento de nueve meses desde que el ángel le anunció que iba a ser la Madre del Mesías esperado hasta el momento de su nacimiento en Belén.

Y hoy la palabra de Dios nos muestra, como una vez más, Dios tiene la iniciativa. Mirad, si os fijáis, en la primera lectura, es Dios quien sale al encuentro del hombre que le ha traicionado, y le pregunta ¿Dónde estás? También es Dios quien ha tenido la iniciativa de salvarnos, quien dio el primer paso para nuestra redención, quien tuvo la iniciativa de venir a este mundo en la persona de Jesucristo, tomando carne en las purísimas entrañas de la Virgen María. Es decir, Dios no nos deja nunca tirados, al contrario, está tendiendo siempre su mano hacia nosotros para sacarnos del fango del pecado en el que nos metemos. Y hoy, segundo domingo de Adviento, y fiesta de la Inmaculada, el Señor vuelve a llamarnos para caminar juntos y, con el don de su misericordia, curar la herida de la desconfianza y hacernos ver, por medio de María, que ha hecho obras grandes.

Mirad, el color azul de la fiesta de hoy, nos invita a mirar al cielo. Un cielo despejado de nubes y de oscuridad. Si el morado del adviento nos representa el color del cielo cuando rompe la aurora y empieza a amanecer, hoy el azul nos indica que en la Virgen María amaneció la gracia de Dios desde el primer momento de su existencia, y que esa gracia no se apagó en ningún momento de su vida. Nos muestra como la vida de María es claridad, transparencia, un cristal limpio por el que pasa la luz de Jesucristo, nuestro redentor, que viene a salvarnos y a redimirnos del pecado.

Vamos a cogernos una vez más de su mano, mano de Madre, pidiéndole que nos aliente en la esperanza mientras seguimos preparando nuestros corazones para recibir al Señor que llega, para que, como dice san Pablo, lleguemos al Día de Cristo limpios e irreprochables, cargados de frutos de justicia.
By.- R,C

miércoles, 30 de octubre de 2024

Festividad de todos los Santos y fieles difuntos 2024.

Qué poco hablamos del cielo. Si os fijáis, los cristianos de este siglo y de esta sociedad guardamos silencio y apenas está en nuestras conversaciones el más allá y la vida eterna.

Sin embargo, hoy es obligatorio hablar del cielo. De esa muchedumbre que nadie podría contar de todas las naciones, razas, pueblos y lenguas vestidos con vestiduras blancas y palmas en las manos que están de pie, ante el trono de Dios y delante del Cordero. Hoy es obligatorio hablar del cielo porque allí confesamos que están los que nos precedieron en la fe siguiendo a Cristo. Y es que toda la celebración del día de Todos los Santos es una manifestación rotunda de nuestra creencia en la resurrección de Jesucristo.

Porque mirad, recordar a los santos y creer en su situación de plenitud definitiva es aceptar la victoria de Cristo sobre el pecado y sobre la muerte; y aceptarla precisamente en personas cuya existencia se ha debatido entre el pecado y la gracia, entre la fidelidad y la traición a Dios; pero en las que, finalmente, ha brillado el triunfo de Cristo.

Por eso hablar del cielo nos debe hacer sentirnos orgullosos de nuestra condición de cristianos, de nuestra condición de hijos de Dios que recorren un camino que acaba y tiene como meta la casa de Dios, nuestro Padre, donde esperamos ver a Dios tal cual es.

Y hoy Jesús nos traza el recorrido y el modo de hacer este camino. Lo ha hecho con este pasaje de las bienaventuranzas, en el que nos pide que los pobres, los que lloran, los que tienen hambre no nos dejen indiferentes; a la par que nos anima a que actuemos siempre con el corazón limpio; a que seamos unos trabajadores firmes e incansables en pos de la paz y la justicia; a que sepamos hacer de la compasión una norma de nuestra vida... En definitiva, a vivir el evangelio en toda su plenitud, manifestando en obras nuestra fe en Él.

Demos, pues, gracias a Dios, porque en este mundo ha habido gente que ha sido capaz de vivir las bienaventuranzas. Démosle gracias por tantos santos que han caminado junto a nosotros y a los que hemos conocido y querido. ¡Cuánto debemos a nuestros seres queridos! ¿Cómo no agradecer a Dios su vida, su trabajo, su fe, su amor.... especialmente cuando hemos sido nosotros el objeto de todo ello? Con  cuanto esmero y sacrificio se esforzaron por nosotros Con cuanta ternura, desde el cielo, seguirán intercediendo por nosotros ante Dios y ante la Virgen María. Demos gracias a Dios que los puso en el camino de nuestra vida. Gracias porque nos dieron lo que tenían. Gracias especialmente porque nos transmitieron la fe, y porque nos dieron buen ejemplo; buen ejemplo de cómo ser verdaderos cristianos e hijos de Dios y de la Iglesia.

Que esta fiesta de Todos los Santos renueve en nosotros el deseo de vivir como auténticos discípulos de Cristo. Sigamos adelante, confiando en que Dios nos acompaña, y recordemos siempre que nuestra meta es el cielo, el abrazo eterno con el Padre.

Que la Virgen María, San José, y todos los santos intercedan por nosotros y nos ayuden a vivir con una fe, con una esperanza, y con un amor que no conozca fronteras; de manera que también nosotros, un día, podamos unirnos a esa inmensa multitud de bienaventurados que canta eternamente la gloria de Dios.

FIELES DIFUNTOS 2024. 

La muerte suele ser un tema que nos llena de temor e incertidumbre, ya que nos recuerda nuestra fragilidad y lo fugaz de esta vida.

Sin embargo, como cristianos, estamos llamados a mirar más allá de la muerte con una fe que nos abraza en el amor de Cristo; porque la muerte no es el fin, sino un paso hacia la plenitud de la vida en Dios, ya que Jesús venció a la muerte en la cruz y al resucitar abrió para todos las puertas del cielo. Y es que en él, que no quiere que se pierda ni uno solo de los que el Padre le ha dado, nuestras vidas están llenas de sentido, y tenemos la esperanza de que un día podremos estar con Él y contemplar su gloria.

Hoy traemos especialmente a nuestra memoria y a nuestra oración a nuestros seres queridos que han muerto. Pero no podemos olvidarnos tampoco de aquellos difuntos por quienes nadie reza. De aquellas personas que en esta vida estuvieron solas y que fueron unos pobres desgraciados que por tener, no tienen ni quien se acuerde de ellos una vez que se han muerto. Hoy al rezar por ellos los encomendamos a la infinita misericordia de Dios, y le pedimos que los purifique y los conduzca hacia la luz eterna; porque, tengamos en cuenta una cosa, que es muy importante, y es que nuestra oración no tiene como centro la muerte de los difuntos, sino su vida; su vida eterna.

Y es que recordar y rezar por los difuntos debe ser un acto que refleje con claridad nuestra fe y esperanza en la vida eterna. Ante la muerte, no cabe la resignación. Ante la muerte no tiene lugar el lamento como único recurso; porque la fe nos sostiene y nos da la fuerza para comprender que las almas de los difuntos no se han perdido, sino que están en las manos de Dios.

Sigamos pidiendo por ellas. Oremos para que las almas de los difuntos encuentren la paz, y también para que nuestra fe en la vida eterna sea fortalecida; pues nuestro Dios es un Dios de vivos, y no de muertos.
By.- R,C

lunes, 3 de junio de 2024

Tarde de Corpus Christi en las calles de nuestro pueblo.



 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

La tarde de ayer domingo 2 de junio volvió a vivir la solemne procesión del Corpus Christi por las calles de Rute.

Después de la Solemne Misa oficiada por los párrocos de Rute D. David Matamalas y D. Berrnard Giancarle, S.D.M recorrió las calles de su pueblo, subiendo al Barribalto por la complicada calle del Chorraero.

Infinidad de Altares a lo largo de su recorrido, y preciosas imágenes las que nos dejaba esta solemne procesión.

Todos los niños que han hecho su primera comunión en este 2024, acompañaban al Santísimo, así como las cofradías de pasión y gloria de nuestra localidad. Cerraba el cortejo nuestra querida Banda municipal de música.
By.-A,A

jueves, 30 de mayo de 2024

Corpus Christi 2024.

 

Este próximo domingo  2 de junio recorrerá las calles de Rute S.D.M con motivo de la Solemnidad del Cuerpo y la Sangre de nuestro  Señor Jesucristo, conocida popularmente como el Corpus Christi.



Es la procesión más importante de todo el año litúrgico, pues está establecida como procesión litúrgica, y el Código de Derecho Canónico establece que ese día sea sacada S.D.M. por las calles y plazas de las urbes.



Al paso de la presencia real de nuestro Santísimo Redentor, no habremos sino de arrodillarnos, reconociendo en tan augusto y venerable Sacramento el memorial de la Pasión, Muerte y Resurrección del Mesías, que constantemente sigue ofreciéndose incruentamente por nosotros en el Augusto Sacrificio de la Eucaristía y se queda realmente presente entre nosotros bajo las especies del Pan y del Vino.
By.-R,C

domingo, 24 de marzo de 2024

Semana Santa 2024.


 "Amo más que padeció"

(S. Juan de Ávila)

Se acercan los días santos de la pasión, muerte y resurrección de nuestro señor Jesucristo. Todo está preparado, todo está a punto en el aspecto externo. Las sagradas imágenes están en sus pasos a falta del exorno floral de última hora, las túnicas y los capuchones están dispuestos, las bandas de música han dado los últimos toques de ensayo. Hasta los palcos están montados en la carrera oficial para asistir al gran espectáculo de cada una de las procesiones.

La ciudad entera se ha puesto en modo Semana Santa, y en la Catedral está todo dispuesto para acoger con solemnidad cada una de las celebraciones litúrgicas y recibir a cada una de las Hermandades que hacen el recorrido oficial y su estación de penitencia en el Templo mayor de la diócesis.

Vayamos a lo interior del corazón. El Domingo de Ramos acompañamos a Jesús que entra en Jerusalén montado en la borriquita. Viene el rey de la gloria, el señor de los señores, y son los niños y los jóvenes quienes le aclaman con cantos, portando ramos y palmas en sus manos: ¡Viva el Rey de Israel, hosanna! Jesús nos da una profunda lección de humildad. No entra en la ciudad santa a lomos de grandes caballos para conquistarla por la fuerza, sino a lomos de una borriquita para conquistarnos por el amor. Y deja que lo aclamen, cuando tantas veces había mandado que callaran. Entra a pecho descubierto y abiertamente, sabiendo lo que se le viene encima. Salgamos a su encuentro abiertamente, portando los ramos de la victoria, confesando públicamente nuestra fe en el que viene a salvarnos.

El martes santo celebramos la Misa Crismal. Todos los sacerdotes de la diócesis se reúnen con el obispo para consagrar el santo crisma, que repartirá el Espíritu Santo para ungir a toda la diócesis a lo largo del año en el bautismo, la confirmación, la ordenación sacerdotal y la consagración de los altares y objetos sagrados. Los sacerdotes renuevan sus promesas sacerdotales, anticipando aquí la institución del sacerdocio ministerial, que el jueves santo celebraremos cuando es instituida la Eucaristía.

Y llegamos al Triduo pascual: Jueves santo, con la celebración anual de aquella institución de la Eucaristía de la que vivimos todo el año, en celebraciones diarias y dominicales, con el mandato del amor fraterno, representado en el lavatorio de los pies, y con la adoración eucarística en el Monumento.

El Viernes santo, día de ayuno y abstinencia, celebramos la pasión y muerte del Señor, levantando la Cruz, de la que cuelga la salvación del mundo: Cristo. Volvemos a contemplar el amor más grande que se oculta en este corazón traspasado por nuestros pecados, y del que brota abundante la misericordia y el perdón para todos. Sentimos la vergüenza de haberle llevado entre todos al patíbulo, y sentimos un amor más grande que todos los padecimientos sufridos. Queremos sufrir con Cristo sufriente, reparar nuestros pecados y los del mundo entero, mirar con esperanza el futuro que ha quedado abierto por este amor más grande.

Sábado Santo, día de silencio junto al sepulcro y de espera. María llena este día y concentra toda la esperanza de la humanidad, porque la muerte no es la última parada. Ella espera y nos ayuda esperar la resurrección de su Hijo, nuestro Señor Jesucristo, que es fuente de vida nueva para toda la humanidad.

Domingo de Resurrección, en el que celebramos la victoria sobre la muerte, sobre el pecado y sobre Satanás. Cristo ha inaugurado una vida nueva, más allá de la muerte y nos hace partícipes de su victoria, aleluya.

Entremos en la Semana Santa por dentro, sintonicemos nuestro corazón con el Corazón de Cristo, dejemos que entre en nuestras vidas. Arrepentidos, hagamos una buena confesión de nuestros pecados para alcanzar el perdón. Y vivamos la alegría de ser cristianos, renovando la esperanza de llegar a la plenitud, a la santidad.

Feliz Pascua florida a todos.
Demetrio Fernández González.
By.- A,A Fuente.- Carta semanal del obispo de Córdoba.

miércoles, 14 de febrero de 2024

Cuaresma 2024.

Comenzamos la Cuaresma. O, mejor dicho, el gran ciclo pascual. Cuarenta días de preparación para la Pascua y, después cincuenta días de celebración de la resurrección del Señor y de la presencia salvadora de su Espíritu.

Esta primera parte del ciclo pascual, o sea, la Cuaresma, es un tiempo de escucha de la Palabra de Dios y de conversión, de preparación y de memoria del Bautismo que nos hizo hijos e hijas de Dios; tiempo de reconciliación con Dios y con los hermanos. Para   ello, la Palabra de Dios nos propone como medios para conseguir estos objetivos las armas de la penitencia cristiana, que son la oración, el ayuno y la limosna. Mediante estas armas, nos prepararemos con para llegar con un corazón limpio a la celebración del Misterio Pascual de Jesucristo.

La Cuaresma es, pues, un tiempo de gracia para dejarnos reconciliar con Dios; un tiempo de penitencia y de conversión en el que tenemos que rasgar los corazones, y no las vestiduras. Es decir, hacemos penitencia no para que nos vean los demás, sino para que nos vea Dios, que ve en lo escondido. De ahí, entre otras cosas, que en las procesiones penitenciales el nazareno o penitente lleve su rostro totalmente cubierto y no se le permita, en algunos lugares, vestir el hábito de su cofradía sin tapar su cara.

Oración: Hemos de aprovechar este tiempo. Visitar la iglesia con más frecuencia. Asistir a la Misa no solamente los domingos, sino aprovechar también algún día entre semana. Practicar el devoto ejercicio del Vía Crucis. Leer en casa el Evangelio y algún otro libro piadoso que nos ayude a edificarnos interiormente:

Limosna: Compartir con los demás. Compartir con el necesitado. Y no sólo compartir dinero –fruto también de nuestro ayuno y privación, que se trata de lo que no gastamos en comida o en otras cosas, lo demos para que otros tengan–, sino también nuestro tiempo, nuestras personas, acompañando a las personas que están solas, enfermas. A tantos ancianos que sufren la soledad; escuchando a tantas personas que se sienten un cero a la izquierda.

Ayuno: Privarnos de alimento, para compartirlo con el necesitado. Obedecer a la Iglesia en sus normas de no comer carne, aunque nos parezca una tontería; ya que la obediencia es la mayor de las penitencias que podemos hacer. Pero no quedarnos sólo en eso... Ayunemos de más cosas...

¿Y de qué ayunar? Pues por ejemplo, ayunar de juzgar a otros, descubriendo que Cristo también vive en ellos; ayunar de palabras hirientes, y diciendo a los demás palabras que les ayuden y conforten; ayunar de descontentos, y llenarnos de agradecimiento; ayunar de enfados y llenarnos de paciencia; ayunar de pesimismo, llenándonos de esperanza cristiana; ayunar de preocupaciones, para llenarnos de confianza en Dios; ayunar de amarguras, llenándonos de perdón y de optimismo; ayunar de danos importancia  a nosotros mismos, llenándonos de atención a los demás... Mirad si podemos ayunar de cosas... Y ayunar de móvil, de internet, de televisión....

Y este tiempo lo comenzamos con el símbolo austero de la imposición de la ceniza; un gesto que subraya la conciencia del hombre pecador ante la majestad de Dios y que nos invita a reconocer nuestra propia fragilidad y mortalidad; una fragilidad y mortalidad que necesitan ser redimidas por la misericordia divina. Por eso que, lejos de ser un gesto puramente exterior, hemos de ver la imposición de la ceniza como signo de la actitud del corazón penitente que cada uno de nosotros estamos llamados a asumir en nuestro itinerario particular. Somos polvo, somos cenizas, pero a través de nuestro encuentro y amistad con Jesucristo somos transformados en criaturas nuevas.  Por eso mismo las cenizas no son solo un signo de muerte, de penitencia y de mortalidad, sino también una promesa de vida nueva, ya que la ceniza, como bien sabemos, es un excelente abono, y nosotros necesitamos «abonar» nuestras vidas para celebrar en condiciones la Pascua.


Que estos días de penitencia que comenzamos nos ayuden a elevar nuestro espíritu y a apartarnos del pecado y de todo aquello que pueda poner trabas a nuestro camino de conversión hacia la plenitud de la vida en Cristo.
By.-R,C

domingo, 7 de enero de 2024

Epifanía del Señor 2024.








 

 Con la festividad de la adoración de los Reyes magos celebrados durante el día de ayer 6 de enero, concluyen las fiestas de Navidad.

Nuestra parroquia como es ya tradicional celebro la Santa misa a las 1 de la tarde fue presidida por D. Bernard G. Huamán, siendo cantada por el grupo Los cuatro caños, con un templo repleto de fieles, posteriormente y como estaba previsto el niño Jesús de Nuestra Madre de la Cabeza salió en procesión por el paseo del Llano a hombros de los más pequeños que quisieron portarlo.
By.-A,A

lunes, 1 de enero de 2024

Feliz año nuevo 2024.

 


El grupo de redacción de Al sonar de una campanilla os desea a todos una feliz entrada al año nuevo que comenzamos 2024.

El 1 de enero comienza un nuevo año civil y la Iglesia Católica lo inicia celebrando la Solemnidad de Santa María, Madre de Dios.

Con esto, la Iglesia Católica se encomienda, desde el primer día, a los cuidados maternales de María, Madre de Dios. La Virgen, quien tuvo la dicha de concebir, dar a luz y criar al Salvador, es también la que protege a todos sus hijos en Cristo, los asiste y acompaña durante su peregrinar en este mundo.
By.-A,A Fuente.- Aciprensa

domingo, 24 de diciembre de 2023

Navidad 2023.

 En esta época navideña, en el hermoso pueblo de Rute, se vive una combinación única de tradiciones navideñas que se entrelazan con la devoción a la Virgen de la Cabeza. La Navidad en Rute es mágica. Las calles se iluminan con luces brillantes, los belenes adornan plazas y hogares, y el aroma a dulces tradicionales llena el aire.

La presencia de la Virgen de la Cabeza durante la Navidad nos recuerda el papel fundamental que María desempeñó en el nacimiento del Niño Jesús. Como hija de Dios Padre, fue mansa y obediente a la voz de Dios, al recibir la noticia de que le era encomendada una misión totalmente desproporcionada con su ser, una humilde joven de Nazaret. Como Esposa del Espíritu Santo ella consintió y recibió con alegría al que venía a tomar posesión de su alma y de su cuerpo, concibiendo por la fe y en su seno al hijo unigénito de del mismo Creador. Como madre amorosa de Jesús, el Hijo, ella protegió y cuidó al niño que traería esperanza y salvación al mundo.

Nosotros, la Iglesia que camina unidos en Rute, también recibimos en la Navidad un anuncio muy importante. Dios Padre nos entrega una misión que es también desproporcionada con nuestra condición humilde: ser portadores de la buena noticia de la salvación a todos los ruteños, las familias que sufren dificultades y amenazan romperse, los que no tienen lo necesario para vivir, nuestros hermanos que sufren el azote de la enfermedad, todos los que se encuentran solos.  El Espíritu Santo quiere tomar posesión de nuestras vidas para que no nos resistamos a sus impulsos, para crecer en fraternidad. Como cristianos, estamos llamados a cuidar y proteger al niño que nos ha sido dado y que vive triunfante y resucitado en su Iglesia. Para esto, desde nuestro bautismo, somos enviados desde nuestra parroquia que es nexo de comunión con la Diócesis y con la Iglesia Universal.

Dios mediante, disfrutaremos del Belén Navideño en nuestra parroquia de San Francisco de Asís conmemorando el octavo centenario del primer Belén que representó San Francisco de Asís en El Greccio, Italia. El día 6, solemnidad de la Epifanía, acompañaremos al Niño Jesús en procesión por los alrededores de la parroquia. Nuestro corazón devoto es el mejor regalo que podemos hacerle en el día de su manifestación a todos los pueblos de la Tierra.

Así que en esta época navideña, en Rute y en cualquier lugar donde se celebre la Navidad, recordemos a la Virgen de la Cabeza y su ejemplo de amor maternal. Que su presencia nos inspire a vivir con bondad y generosidad, recordando siempre que el verdadero regalo de la Navidad es el amor que compartimos con los demás. ¡Feliz Navidad!
By.- D.M

miércoles, 6 de diciembre de 2023

Inmaculada Concepción 2023.

En el camino del adviento que nos lleva a la Navidad, cada año celebramos el día 8 de diciembre la solemnidad de la Inmaculada Concepción de la Virgen María; una fiesta que no desdice en absoluto del clima en el que nos encontramos, puesto que recordamos que Dios Padre ha puesto junto a su Hijo Jesús a su Madre, la que le esperó, la que le dio a luz, la que le mostró a los demás.

Para nosotros, los españoles, esta fiesta de la Inmaculada es una fiesta especial, puesto que es la fiesta de la patrona de nuestro país, y nos recuerda que en la definición del dogma de la Inmaculada Concepción de la Virgen María, que fue proclamado por el beato Pío IX nuestro pueblo jugó un papel importante y trascendental; puesto que siglos atrás ya se hizo en las universidades españolas el voto de sangre para defender esta cualidad de Inmaculada en la Santísima Virgen María.

 Por eso, esta fiesta nos viene a dejar bien claro a todos que, frente a las corrientes laicistas que tan agresivamente se nos quieren imponer hoy día, España tiene y tendrá siempre una dueña, una Reina y Señora: LA INMACULADA, como así lo demuestran los más de 4500 santuarios marianos; sí, sí, 4500 santuarios y ermitas dedicados a la Virgen María, que hay en nuestra vieja piel de toro.

Pero no sólo para los españoles, sino que la fiesta de hoy es, en cierta manera, también la fiesta de todos los cristianos. María aparece como primicia de toda la comunidad cristiana: ella es la primera salvada por la Pascua de Jesucristo; su primera discípula; la primera cristiana; la figura y el resumen de todo lo que la Iglesia quiere ser.

Es más, nos podemos atrever a decir que en ella encuentra motivo de alegría toda la humanidad; porque, con todo lo que se diga, no debemos de ser tan malos cuando uno de nosotros, alguien de nuestra raza, ha sido objeto de la bendición gratuita de Dios, y ha sabido responder con elegancia espiritual a su plan de salvación.

Pero también somos invitados a sacar una consecuencia personal de este misterio: se nos pide una vida santa, irreprochable, vida propia de hijos y herederos. Esta fiesta nos interpela para que también nosotros, desde nuestra vida, sepamos imitar la respuesta de María. Si es la fiesta del “sí” de Dios a la humanidad y del “sí” de María a Dios, debe ser también la fiesta y el compromiso de nuestro decir “sí” a lo que Dios nos pida.

María, la nueva Eva, la que aceptó para su vida el plan salvador de Dios, es nuestro mejor modelo para nuestra vivencia del Adviento y de la Navidad.

Nosotros, evidentemente, no aspiramos al privilegio de María desde la concepción. Pero sí que pedimos participar en la lucha contra el mal, que sigue abierta a pesar de la victoria radical de Cristo. Cuando pasamos a comulgar, o rezamos, es fácil decir “amén”; pero es bastante más difícil decir “amén” en los diversos momentos, también los difíciles y oscuros, de nuestra vida.

Por eso, con confianza, acudimos hoy, cada uno de nosotros, sintiéndonos miembros de la Iglesia, desde nuestro corazón, a la ayuda de la Virgen María, entregándole nuestra vida y nuestro ser.

Bendita sea tu pureza,
 y eternamente lo sea,
pues todo un Dios se recrea,
en tan graciosa belleza.
 A ti, celestial princesa,
Virgen Sagrada María,
yo te ofrezco en este día,
alma, vida y corazón.
Mírame con compasión,
no me dejes, Madre mía.

By.-R,C


domingo, 26 de noviembre de 2023

Solemnidad de Cristo Rey 2023.

Con esta solemnidad de Jesucristo, Rey del Universo, que celebramos hoy, llegamos al final del año litúrgico, durante el que hemos seguido el evangelio según san Mateo, y el texto de este último domingo viene a ser como el resumen de toda la Buena Noticia que domingo tras domingo hemos ido escuchando a lo largo de todo este año, donde aparece Cristo como Juez Universal y el amor al hermano como el punto de confrontación de cada uno con Él, de manera que aparece claramente que el amor es el resumen de todo el Evangelio.

Mirad, cada año es diferente la perspectiva en la que se presenta este misterio de la realeza de Jesucristo. Hoy no se nos ofrece en su aspecto teológico, como podría ser, por ejemplo, su origen divino, sino en su actuación. A Jesús se le llama Rey, pero las lecturas traducen también esta realeza llamándole Pastor, Juez, Salvador...

Por ejemplo, el profeta Ezequiel anuncia en la primera lectura que el mismo Dios se va a preocupar de su pueblo como pastor, guía, médico, juez, liberador, reunificador... Claro, nosotros los cristianos sabemos que esta profecía se ha cumplido perfectamente en Cristo Jesús, en quien Dios se nos ha acercado definitivamente. Pablo le presenta como el Resucitado, que ha vencido al mal, y nos comunica su nueva vida a todos. Pero Pablo tiene, además, una perspectiva muy dinámica, y es que el Reino de Cristo no está conquistado del todo, sino que se va alcanzando poco a poco. Y poco a poco Cristo irá venciendo progresivamente todo mal y, al final de los tiempos, entregará a su Padre el Reino completo, con todos los que han creído en Él.

De este modo, Cristo aparece en el Evangelio como el que, después de haberse entregado totalmente por su rebaño, hasta la muerte, vendrá como Juez, separando a los buenos de los malos al final de los tiempos, concluyendo el ciclo de toda la historia, y por eso le llamamos Señor, Juez, Maestro, Rey, Salvador, Mesías. Son títulos que convergen en una misma Persona, la de Jesucristo, que es la clave para interpretar y vivir la existencia de todo ser humano y de toda la creación.

Por tanto, hoy, al final del año, y luego, al final de nuestra vida, la pregunta que ya conviene que nos adelantemos a nosotros mismos es si hemos progresado en el amor, en la justicia, en la fraternidad... ¿hemos dado de comer, visitado, ayudado... a Cristo en la persona de los hermanos? Porque esta es la clave de su Reino y de nuestra pertenencia a Jesucristo.
By.-R,C

miércoles, 1 de noviembre de 2023

Día de todos los Santos y Fieles difuntos 2023.

 

El sentido pascual de la muerte de los fieles es muy evidente y su luz se debe reflejar en los formularios y en la piedad de los fieles ante la celebración de la conmemoración de los difuntos.

La fe de los cristianos en Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo y en su acción creadora, salvadora y santificadora, culmina en la proclamación de la resurrección de los muertos al final de los tiempos para la vida eterna. Por ello los justos, después de su muerte vivirán para siempre con Cristo resucitado, cuando él los resucitará en el último día.

Efectivamente, como afirma San Pablo, si el Espíritu de aquel que ha resucitado a Cristo de los muertos habita en nosotros, así aquel que ha resucitado a Cristo de entre los muertos, dará la vida también a nuestros cuerpos mortales por medio del Espíritu que habita en nosotros. Cristo es el principio y causa de nuestra futura resurrección (cf. Rm 8, 11; ICo 15, 20-22; 2Co 5, 15).

Dios, que de hecho puede crear de la nada, puede también dar la resurrección, la vida del cuerpo, pues es él mismo el que cía la vida a los muertos y llama a la existencia lo que todavía no existe (Rm 4, 17; Flp 3, 8-11).

La Iglesia, ya desde sus mismos orígenes, vive con la convicción de su comunión con los difuntos y por ello ha mantenido con gran piedad la memoria de los difuntos, ofreciendo por ellos sus sufragios. Esto se afirma ya en el Antiguo Testamento: Es una idea piadosa y sana rezar por los difuntos para que sean liberados del pecado» (2M 12, 45).

Nuestra oración por ellos se actúa especialmente por el ofrecimiento del sacrificio de la Eucaristía (CM', n. 1371). También son sufragios las limosnas, las obras de penitencia y las indulgencias, que tienen su eficacia a partir del ministerio de la Iglesia, cuando aplica en casos concretos los méritos o satisfacción de Cristo y de los santos (CIC, nn. 1471, 1476).

De esta forma la Iglesia puede no sólo ayudar a los difuntos, desgravándoles de la pena temporal debida por los pecados para que puedan llegar a la visión beatífica de Dios, sino también hacerlos eficaces intercesores por los que aún viven (CIC, nn. 958, 1032, 1414, 2300).

De hecho, la comunión de los que aún «peregrinan» en la tierra («parroquianos») con los fieles que han muerto en la paz de Cristo, no sólo no se rompe, sino que, conforme a la fe perenne de la Iglesia, se consolida en la comunicación de bienes espirituales.

La fe ante la muerte no incluye solamente el hecho de que se puede ayudar a los difuntos que están todavía purificándose antes de poder entrar en la visión beatífica, sino que debe recordar fuertemente la venida final de Cristo glorioso y nuestra resurrección corporal.

En ese «momento» se llevará a cabo la restauración de todas las cosas, como afirman San Pedro y San Pablo (lIch 3, 19-21; Rm 11, 15) y la resurrección de los cuerpos, y se hará el juicio a los vivos y a los muertos, revelando el secreto de las conciencias y dando, conforme a las obras hechas, la gloria o la condena. Será entonces cuando se forma definitivamente el Cristo total (Ef 4, 13).

El centro de nuestra fe es la resurrección de Cristo y, por lo tanto, nuestra resurrección personal (1Co 15, 12-14.20). La historia de esta afirmación central de la fe cristiana ha tenido una revelación progresiva. Consta claramente en la afirmación del segundo libro de los Macabeos (7, 9-14), que se fundamenta en el hecho de ser Dios creador del hombre todo entero, cuerpo y alma y, asimismo, por su alianza con Abrahán y su descendencia, como Dios de vivos y no de muertos (Mc 12, 24.27). Cristo en su buena noticia insiste numerosas veces en que él es la resurrección y la vida (Jn 11, 25).

Es Jesús el que resucitará en el último día a los que han creído en él y habrán participado de su Cuerpo y de su Sangre. Aunque, después de la muerte, el cuerpo se deshaga en el polvo, el alma va al encuentro con Dios.

Dios en su omnipotencia, por la misma fuerza que actuó en la resurrección de Cristo, restituirá nuestro cuerpo definitivamente a una vida incorruptible, uniendo a él de nuevo el alma que lo «espera». Todos los hombres resucitarán, los que hicieron el bien para una resurrección de vida y los que hicieron el mal para una resurrección de condena (Jn 5, 29).

El cuerpo en la resurrección será tal como es el de Cristo resucitado, un cuerpo «glorioso»» como el que contemplaron físicamente los apóstoles de Cristo resucitado (Lc 24, 39; ICo 15, 35-37.42.53).

Para resucitar con Cristo es necesario morir con Cristo, es necesario salir del cuerpo, como en exilio, y habitar junto al Señor (2Co 5, 8; Flp 1, 23). Después llegará el día de la resurrección de los muertos.

Es necesario caer en la cuenta de que en el más allá no existe el tiempo tal como se «contabiliza», o se experimenta en la tierra, en nuestro mundo de ahora. Por tanto, por muchos miles de millones de años «nuestros» que esperemos la resurrección corporal, eso no cuenta mínimamente en la felicidad mayor o menor de los bienaventurados en el cielo, ni de los que se purifican en el purgatorio (Santo Tomás, Comm. IV Sent. D. 5, q. 3, a.2. r. 4).

Todo este sentido positivo debe iluminar la conmemoración de los fieles difuntos, y nuestra fe, esperanza y caridad sobre el destino definitivo personal y el de todos los difuntos.

El momento mismo de la muerte de los fieles debe estar lleno de la fe viva de la Iglesia. La Iglesia entrega en las manos de Dios al que va a morir. Los cuerpos de los muertos se tratan con respeto y caridad, por la fe en la seguridad de la resurrección, ya que es el cuerpo de los que son hijos de Dios y templos del Espíritu Santo (CIC; n. 2300).

Igualmente la Iglesia como comunidad saluda y «despide», dice: «Salud» a un miembro suyo antes de su sepultura y lo coloca en el sepulcro o lo entierra (Rin-humareu) en espera de la resurrección. El nombre castellano de «cementerio» («coemeterium», en latín), proviene del verbo griego «koimao», «dormir» y significa materialmente «dormitorio», o lugar donde se duerme en espera de la resurrección.

Los fieles nunca más se separarán en el futuro, porque vivirán en Cristo y como ahora están unidos a Cristo y caminan a su encuentro, así estarán definitivamente todos unidos en Cristo. La muerte es nuestro encuentro con el Dios viviente. Los que han muerto en Cristo viven para siempre (CJC, nn. 1609, 2299-2300).

Antolín González Fuente, O.P.

By.-A,A Fuente.- Dominicos.org

sábado, 7 de octubre de 2023

Octubre mes del Rosario, 2023.

Cada 1 de octubre, la Iglesia da inicio a la celebración del mes del Santo Rosario, una oración querida por muchos santos a lo largo de la historia, difundida por Santo Domingo de Guzmán, por petición de la Santísima Virgen María.

La historia relata que antiguamente, romanos y griegos acostumbraban a coronar con rosas a las estatuas que representaban a sus dioses, como signo del ofrecimiento de sus corazones. La palabra “rosario” significa "corona de rosas".

En línea con esta tradición, las mujeres cristianas que marchaban al coliseo romano para ser martirizadas, llevaban sobre sus cabezas coronas de rosas como señal de alegría y de la entrega de sus corazones para ir al encuentro de Dios. Por las noches, los cristianos recogían esas rosas y recitaban una oración o un salmo por el descanso eterno de las mártires.

La Iglesia recomendó rezar este rosario recitando los 150 salmos de David. Sin embargo, solo lo realizaban las personas cultas, quedando afuera la mayoría de los fieles. Ante esta situación, la sugerencia fue que quienes no supieran leer, reemplazaran los salmos por 150 Avemarías divididas en quince decenas. A este “rosario corto” se le llamó “el salterio de la Virgen”.

Siglos después, específicamente en 1208, se cuenta que la misma Virgen María enseñó a Santo Domingo de Guzmán, fundador de la Orden de Predicadores (dominicos), el rezo del Rosario.

El santo español se encontraba entonces en el sur de Francia luchando contra la herejía albigense. Un día, en la capilla que estaba en Prouille, le suplicó a Nuestra Señora que lo ayudara, pues sentía que no estaba logrando casi nada.

La Virgen se le apareció sosteniendo un rosario y le enseñó a recitarlo. Luego le pidió que lo predicara por todo el mundo, prometiéndole que muchos pecadores se convertirían y obtendrían abundantes gracias.

Santo Domingo de Guzmán salió de allí lleno de celo, con el rosario en la mano. Efectivamente, lo predicó, y con gran éxito porque muchos albigenses volvieron a la fe católica.

Años después, el 7 de octubre de 1571, tuvo lugar la batalla naval de Lepanto, cuando la cristiandad era amenazada por los turcos. Ante el inminente peligro, el Papa San Pío V pidió días antes a los fieles que rezaran el rosario pidiendo por las fuerzas cristianas.

Cuenta la historia que el Pontífice estaba en Roma despachando asuntos cuando de pronto se levantó y anunció que sabía que la flota cristiana había triunfado. Ordenó el toque de campanas y una procesión. Días más tarde llegaron los mensajeros con la noticia de la victoria. Posteriormente, instituyó la fiesta de Nuestra Señora de las Victorias el 7 de octubre.

Un año más tarde, Gregorio XIII cambió el nombre de la fiesta por el de Nuestra Señora del Rosario y determinó que se celebrase el primer domingo de octubre (día en que se había ganado la batalla). Actualmente se celebra la fiesta del Rosario el 7 de Octubre y algunos dominicos siguen celebrándola el primer domingo del mes.

Durante siglos los fieles rezaron el rosario dividido en quince misterios: gozosos, dolorosos y gloriosos. Sin embargo, en octubre de 2002 fue presentada la Carta Apostólica Rosarium Virginis Mariae, en la que San Juan Pablo II añadió el rezo de cinco “misterios luminosos”, centrados en la vida pública de Jesús.
By.- A,A. Fuente,.- Aciprensa

martes, 3 de octubre de 2023

Mañana es el día de San Francisco de Asís.

Ciertamente san Francisco de Asís es uno de los santos de referencia del santoral católico. Su vida, ampliamente conocida, ha sido propuesta como ejemplo de quien, confiando plenamente en Dios, deja todo y se pone totalmente en sus manos, confiando en la divina providencia.

Lamentablemente, san Francisco es también utilizado para apoyar posturas radicales, que poco tienen que ver con su vida y espiritualidad,  queriendo justificar extremismos ecológicos y también teológicos que en nada se asemejan a la figura del poverello de Asís.

Y es que san Francisco veía en la creación un reflejo de las maravillas de Dios. Pero veía eso, criaturas. Descubría la huella de Dios en el pájaro, en la luz, en el agua... , pero sobre todo la veía en el ser humano, creado a imagen y semejanza del creador.

Y buscó reedificar la Iglesia. Y no lo hizo enfrentándose a ella, sino desde dentro. Buscó reformar las malas costumbres de la época, el despilfarro, la opulencia. Decidió vivir en la más absoluta pobreza, pero con la alegría de quien se sabe amado por Dios.

Sin embargo, querer utilizar a san Francisco como excusa para ser chapuceros en las celebraciones, no cuidar los templos, e incluso para ir contracorriente, es falsificar la imagen del santo; pues toda la pobreza y austeridad con la que vivía, se traducía en dignidad y nobleza en la sagrada Liturgia, dignidad en los vasos sagrados, en las iglesias, en la devoción...

Y una faceta de san Francisco que no se tiene en cuenta: se dejaba aconsejar. De hecho, cuando le pidieron una regla para su naciente orden, presentó tal cual el evangelio. Aquello pudo ser una catástrofe por el radicalismo evangélico de san Francisco. Si no hubiera estado a su lado san Buenaventura, que puso la teología a aquel nuevo movimiento empezado por san Francisco, seguramente se habría podido llegar a un cisma tremendo en la Iglesia. Pero no lo hubo ¿Por qué? Porque san Francisco sabía escuchar. Su humildad le permitía reconocer que había gente que sabía más que él, y que él necesitaba de ellos para seguir adelante.

Nueve siglos han pasado desde que san Francisco de Asís viviera en este mundo. Sin embargo, su legado queda entre nosotros. El ejemplo de su vida santa debe seguir siendo para nosotros un referente. Su intimidad con Jesucristo, su identificarse con él, hasta el punto que recibió los sagrados estigmas –de hecho, es el único estigmatizado oficialmente reconocido por la Iglesia Católica- nos muestran que el referente de nuestra vida ha de ser siempre el Señor, quien nos ha puesto como guía en el camino a su Santísima Madre. No vayamos a nuestro aire, sino que dejémonos guiar.

Con motivo de la celebración del titular de la Parroquia, se han organizado los siguientes actos y cultos.

Solemne Triduo del 2 al 4 de octubre, a las 20:00 hrs.
Día 3 de Octubre, martes. Tránsito de San Francisco.
Día 4 de octubre. Solemne Eucaristía. Una vez concluida, abra una pequeña convivencia.
By.- R,C y A,A Fuente actos.- Comunicado de la parroquia de San Francisco de Asís.



La Virgen de la Cabeza y su Real Santuario.


Curiosidades

* Nuestra Virgen de la Cabeza posee cuatro coronas, cada una de ellas con su correspondiente corona para el Niño Jesus.La mas antigua de ellas es la que le regalo Juan de Piedra en el año 1788, es de plata en estilo imperial.Le sigue en antigüedad la donada por Agustina Mangas en el año 1872, es también en estilo imperial dorada.En el año 1953, Maria Susana Ariza le regala otra corona, que le es impuesta el 10 de mayo de ese año por el Canónigo ruteño D. Jose Torres Molina, para esa efemérides se confecciono un trono de claveles blancos.La corona es de estilo imperial con aureola.Posteriormente, en el año 1986 Francisco Martinez le regala la corona con la que el Obispo de Córdoba, Jose Antonio Infantes Florido la corono canónicamente.

* El regalo mas pintoresco que se ha puesto en la Mesa fue un burrito (de carne y hueso por supuesto).


* El recordado "Pacorro" fue cohetero de la Virgen durante mas de cincuenta años.

* Antiguamente el Hermano Mayor ofrecía a los hermanos de varal, una vez terminada la procesión de la mañana, una comida consistente en Borrego con patatas, que se preparaba en la fabrica de Anis Machaquito.Por supuesto no podían faltar varias arrobas de aguardiente y de vino.

* En el siglo dieciocho era costumbre contratar a un grupo de "gitanos" para que cantaran delante de la Virgen en su procesión.

* En el año 1948 se contrato una pirotecnia distinta a la que se venia contratando habitualmente y los cohetes eran tan malos, que ni poniéndoles gasolina ardían.

* Durante muchos siglos el viaje a la Romería de Andujar se hacia a lomos de caballerías, cuando llego la locomoción mecánica, se inicio la costumbre de acudir en camiones, y cuando llegaron a Rute los primeros autocares se emplearon estos para ir a la Romería.Estos autocares pertenecían a la Empresa Sanchez, y eran los mismos que cubrían la linea Rute-Lucena, por lo tanto mientras que los autocares estaban en la Romería se interrumpían los viajes entre Rute y Lucena.

* Durante mas de veinte años, acompaño en sus dos itinerarios a nuestra Virgen de la Cabeza la Banda de Cornetas y Tambores del Tercio Móvil de la Guardia Civil de Sevilla.Este acompañamiento se convirtió en una tradición, hasta que por una orden gubernamental este acuartelamiento se desmantelo y por consiguiente la Banda desapareció.


* Salida extraordinaria.- Con motivo de la guerra con Marruecos mando el Obispo Juan Alfonso Albuquerque Berión, sacar en procesión de rogativas a las imágenes que mayor devoción y culto recibieran en cada localidad saliendo en Rute nuestra Morenita el día 18 de Diciembre de 1859.

Nos cuentan las leyendas.......

Según cuenta la leyenda, una noche al volver los hermanos de cantar la aurora, se dispusieron a oír la Santa Misa, por aquellos tiempos era costumbre cubrir el camarin de la Virgen con un velo cuando no había culto, pues el llano estaba de tierra y así se impedía la entrada de polvo.Cuando tiraron de la cuerda, vieron que el velo no subía, entraron al camarin a arreglar la avería y vieron asombrados el borde inferior del manto de la Virgen mojado y cubierto de escamas; nadie supo dar una explicación a tan extraño fenómeno.
Pasado el tiempo, unos soldados ruteños que habían vuelto de la guerra de África, contaron que una noche, cuando se dirigían en barco a tan lejanas tierras, les sorprendió una terrible tormenta,entonces acordándose de que era sábado, y la aurora de la Virgen de la Cabeza estaría en la calle, rezaron juntos a la Virgen para que les salvara de una muerte segura, de inmediato la tormenta ceso y el mar entro en calma.Fue entonces cuando los hermanos supieron dar explicación al manto mojado y cubierto de escamas.

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...Una tarde al abrir el cura la iglesia, vio como la Virgen de la Cabeza se encontraba girada hacia su izquierda, mirando hacia el segundo llano, pensó que la noche anterior la Camarera hubiera subido al Camarin para arreglar algo en el vestido de la Virgen y había olvidado colocarla de nuevo mirando al frente, subió acompañado de dos monaguillos y la puso bien.Una vez finalizado este cometido, se dirigió al confesionario para atender a los fieles, observando a los pocos minutos que la Camarera de la Virgen entraba a la iglesia para oír la Santa Misa como hacia casi todos los días, se dirigió a ella para comentarle su olvido, contestándole esta que llevaba varias semanas de no subir al Camarin, asombrado el cura pensó que podían haber entrado ladrones, subieron al Camarin, a la Virgen no le faltaba nada de sus adornos, las puertas y ventanas de la iglesia estaban bien, no faltaba ninguno de los enseres de las diferentes capillas y altares.Nadie supo dar explicación de este fenómeno, y hasta el día de hoy es un misterio el porque la Virgen se giro aquella noche.

Presidentes de la Real Cofradía

En el año 1961 se aprueban unos nuevos estatutos, creándose en ellos el cargo de Presidente, desde entonces nuestra Real Cofradía ha tenido los siguientes presidentes:

- Francisco Salcedo Repullo:1961-1972
- Alfonso Cruz Ferreira:1972-1977
- Pedro Alarcon Luque:1977-1982
- Francisco Martinez Romero:1982-1986
- Francisco Ramirez Bueno: 1986-1990
- Comisión Gestora: 1990-1996
- Zacarias Jimenez Jimenez:1996-2004
- David Ruiz Cobos: 2004-2008
- Manuel Caballero Dominguez: 2008-2012
- Antonio Pacheco Montes: 2012-2016
- María Victoria Cruz Molina: 2016-2020
- Comisión Gestora: 2020-2022
- Andrés Cobos Moreno: Actual presidente
* Según la normativa vigente de la Iglesia, el tiempo máximo que una persona puede ocupar el cargo de Presidente es de ocho años consecutivos.